Carlos Mañas fue diagnosticado hace años de trastorno bipolar con síntomas psicóticos. Era un publicista de éxito y escritor pero no dudó en "salir del armario" y explicar sin miedo la realidad de su enfermedad mental, caracterizada por vivir en una verdadera montaña rusa de emociones en la que se pasa de la depresión más absoluta a la inexplicable euforia.

Presidente de la ONG Solidarios Anónimos -fundada por él mismo para ayudar a pacientes y familias en su misma situación- Mañas ha sido elegido por la Comunidad de Madrid como persona física para conmemorar el Día Mundial del Trastorno Bipolar, que se celebra mañana, día del nacimiento de Vincent Van Gogh, quien fue diagnosticado póstumamente como probable portador de un trastorno bipolar.

El escritor vigués participará en un acto en el Auditorio Centro Cultural Carril del Conde de Madrid, organizado por la Asociación Bipolar de Madrid, donde presentará su libro "Mi cabeza me hace trampas. Historia de un trastorno bipolar", en el que relata en primera persona su experiencia personal y realiza un alegato contra los estereotipos sobre la enfermedad.

"El trastorno bipolar es una enfermedad que tiene que ver con las emociones, no con el intelecto", insiste el autor, que lamenta que muchas personas sigan teniendo la imagen de las dolencias mentales como "la persona super medicada a la que se le cae la baba".

Advierte, además, que casi siempre se habla de las enfermedades mentales "en términos negativos, relacionados con delitos, por ejemplo, cuando tan solo el 2% de las personas con enfermedad psiquiátrica llegan a cometer algún tipo de delito y el 80% de los que lo hacen no están medicados", apunta.

Carlos Mañas asegura que, con el tratamiento adecuado, la vida de una persona con trastorno bipolar puede ser más o menos normal. "Muchos se avergüenzan de su condición; vivimos en una sociedad que entiende muy poco a los que se salen de lo considerado normal", lamenta. Especialmente, Mañas lamenta el acoso al que se ven sometidos los niños con algún tipo de trastorno mental, "la cantera de enfermos mentales nace de esa falta de empatía", concluye.