Nacer sin brazos no le ha impedido conseguir lo que se ha propuesto en la vida. Licenciada en Derecho, autora de varios libros y madre de una niña, la mexicana Adriana Macías suple la falta de manos con sus pies con los que se maneja para cualquier tarea diaria desde escribir, maquillarse y cocinar hasta cambiar los pañales a su hija o bañarla. Ella es una de las ponentes que participará hoy en el Congreso Lo que de Verdad Importa en A Coruña, en el que colabora la Fundación María José Jove, dirigido a inculcar valores como la tenacidad, el esfuerzo o la superación a los más jóvenes. Junto a ella contarán su experiencia Sergio y Juanma Aznárez, dos hermanos, uno de ellos ciego y con autismo, y la presidenta de una asociación creada por los trabajadores de Air Europa para defender los derechos de la infancia, Marta Andreu.

-¿Qué valores quiere transmitir a los jóvenes coruñeses a través de su experiencia?

-Desde que era un bebé empecé a hacer las cosas con los pies, les explicaré cómo me educaron mis padres para que supiera aprovechar y estuviera atenta a lo que tenía y no a lo que no tenía y cómo he podido llevar una vida totalmente normal, ser independiente gracias a una actitud positiva y también cómo el sentido del humor ayuda.

-¿Siempre tuvo esta actitud positiva o hubo algo que le hizo cambiar de mentalidad?

-Cambié cuando me di cuenta de que mi discapacidad era permanente. De niña creía que me iban a crecer los brazos igual que al cortarme el pelo me crecía. Cuando te das cuenta de que siempre vas a estar sin brazos es complicado, sobre todo en la adolescencia. Tenía miedo, no por la discapacidad en sí, sino por ser incapaz de cumplir mis sueños. Pero con buena actitud es posible. La actitud precisa de un entrenamiento, es algo que se trabaja, como el ejercicio igual al principio cuesta pero poco a poco ves que gracias a tu actitud y tu esfuerzo cambias, transformas la actitud de quienes te rodean y que eso te ayuda a desarrollarte. Eso no quita que, como todo el mundo, hay días buenos y otros malos.

-¿Qué papel jugaron sus padres en esa actitud y en los logros que ha realizado en su vida?

-Fueron muy importantes. Para ellos, en el México del 78, fue muy difícil porque no había nada sobre discapacidad, tuvieron que hacer camino. Fue fundamental que quisieran que estudiara, que fuera a la escuela convencional con mi hermana que fue mi guía, un gran apoyo. Ellos hicieron que yo llevase una vida normalizada y que lograse ser independiente. En casa no teníamos nada adaptado. Mis padres creían que para qué iban a adaptar las cosas a Adriana si cuando saliese a la calle, el mundo no iba a estar adaptado a mí. Gracias a esto, igual tardaba algo más en lograr las cosas, pero me ha ayudado a ser independiente, a adaptarme a las circunstancias ahora que viajo mucho, voy a hoteles...

-Hubo una época en la que usó prótesis, ¿por qué las dejó?

-Sí, pero las dejé a los 20 años porque sufría unas contracturas y me recomendaron que probase sin ellas. Ahí me di cuenta de que estaba fenomenal sin ellas aunque al principio fue difícil. El primer día que fui a clase sin ellas fue un shock de emociones, hubo que superar el reto del qué dirán, romper la etiqueta de que los pies no se suben a la mesa, pero gracias a los amigos, al buen humor y a una actitud positiva lo logré.

-También ha logrado el reto de ser madre.

-Sí, es algo maravilloso. La sonrisa de mi hija es mi inspiración y ella empieza a hacer cosas con los pies al verme a mí. Al principio por cierto miedo no la bañaba pero ahora lo hago yo, le cambio los pañales, juego, etc...

-¿Qué consejo le daría a unos padres cuyo niño nace con alguna discapacidad o a quien pierde una extremidad en un accidente?

-Son situaciones totalmente diferentes. A los padres decirles que tienen que dar gracias porque su hijo nazca en 2017 y no hace décadas y sobre todo que le den tiempo al tiempo, que su propio hijo les guiará sobre cómo ayudarle. Cuando hay la pérdida de un miembro hay que buscar herramientas para vivir esta nueva etapa y aceptarlo. Hay que pensar que igual es un modo de vivir dos vidas en una y en estos casos igual es adecuado usar prótesis. Cuando naces ya si un miembro creo que es la forma más bonita porque lo que si no conoces no lo puedes echar de menos y aprendes a trabajar, a buscar herramientas para saber adaptarte a las circunstancias. En esos casos hay que trabajar también para que entiendan que tienen una discapacidad.

-¿La sociedad ha avanzado en la integración de las personas con discapacidad?

-Queda mucho por hacer pero lo bueno es que también hay mucha gente dispuesta a hacer.

-¿Qué retos le faltan por conseguir?

-Como cualquier persona de mi edad me falta mucho por hacer. Hoy en día mi reto es ser una buena mamá y escribir un nuevo libro.