El pontevedrés Fernando Chacón trabajó en una tienda de comestibles de su familia y en un banco antes de dar su primer gran salto al vacío: dedicarse a la pintura. Expuso por toda España y logró vivir de su arte. Pero la inquietud espiritual, que le perseguía desde joven, fue al final más fuerte. Con casi 60 años se puso a estudiar Teología, ingresó en el seminario y, con 70, se ordenó sacerdote. Actualmente lleva dos parroquias de la zona de Marín. "Antes pintaba cuadros y ahora almas; no lo cambiaría por nada, soy feliz".