Tiene una extensión de 4,9 millones de kilómetros cuadrados y se encuentra bajo las aguas del océano Pacífico, a solo 25 kilómetros de Australia. Solo sus montañas más altas, el 6% de su territorio, ascienden por encima de la superficie del mar: son Nueva Zelanda, con 268.680 kilómetros cuadrados, y Nueva Caledonia, con una extensión de 19.000 kilómetros cuadrados.

Científicos del centro neozelandés GNS Science publican un estudio en la revista "GNS Today" de la Sociedad Geológica de América, en el que aseguran que hay "evidencias geológicas y geofísicas" recogidas a lo largo de las dos últimas décadas que demuestran que Zelandia no es, como se pensaba hasta ahora, una colección de fragmentos continentales parcialmente sumergidos, sino un continente. La incorporación de este séptimo continente geológico al mapamundi dibujará un mapa sensiblemente distinto, ya que, entre otras cosas, situaría a Nueva Zelanda y Nueva Caledonia fuera de Oceanía.

Pero, ¿qué criterios son los que determinan qué es un continente? Soledad García Gil, catedrática de Estratigrafía y profesora del departamento de Geociencias Marinas y Ordenación del Territorio de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de Vigo (Uvigo), explica que la geología define un continente como una masa de tierra mayor que incluye tanto tierra seca como las plataformas continentales. "Es decir, desde un punto de vista geológico, un continente no es solo la parte emergida, sino también la continuación que hay por debajo del agua", detalla.

La catedrática explica que para que una placa sea considerada un continente geológico ha de cumplir cuatro criterios: que sea una zona elevada sobre los fondos oceánicos; que tenga un rango amplio de rocas ígneas, metamórficas y sedimentarias; que tenga una corteza gruesa con una estructura de velocidad de ondas baja, y unos límites bien definidos.

Basándose en la investigación de 1995 del geofísico de la Universidad de California Bruce Luyendyk, los científicos del GNS Science analizaron la tierra que asoma desde el fondo del océano e investigaron la diversidad de las rocas ígneas, metamórficas y sedimentarias. Más tarde, se seleccionó una sección más gruesa y menos densa de la corteza terrestre para, finalmente, determinar que es lo suficientemente grande como para ser considerado continente y no microcontinente. El grosor de la corteza continental de Zelandia varía entre los diez y los treinta kilómetros y se incrementa hasta los cuarenta bajo algunas partes de la isla Sur, una de las dos mayores islas de Nueva Zelanda.

"Estos tres primeros criterios ya se sabía que los cumplía. Lo que no estaba tan claro, y es lo que ahora la comunidad científica tendrá que aceptar o no en base a datos de otros estudios, son sus límites geológicos", explica la catedrática.

Zelandia formaba parte del continente Gondwana al que pertenecían también, en su parte visible, África, Antártica, India, Sudamérica y Australia. "Hace 200 millones de años, a finales del Triásico, el supercontinente Pangea comenzó a fragmentarse, debido a los movimientos de las placas tectónicas, dando lugar a dos primeros continentes: Gondwana al oeste y Laurasia al norte, y posteriormente a los que conocemos ahora", explica García Gil. A estos continentes, habría ahora que sumar Zelandia.