Tras su exitosa irrupción en el mundo de la literatura con "Puerto escondido", la abogada viguesa María Oruña regresa a las librerías con "Un lugar a donde ir", un thriller escrito a tres voces narrativas que se adentra en el mundo de las expediciones arqueológicas. La novela comienza cuando aparece el cadáver de una joven en La Mota de Trespalacios (Cantabria), un recóndito lugar donde se encuentran las ruinas de una inusual construcción medieval. Lo más sorprendente del asunto no es que la joven vaya ataviada como una exquisita princesa del medievo, sino el objeto que porta entre sus manos y el extraordinario resultado forense de la autopsia.

-De nuevo la teniente Valentina Redondo investiga el caso y también aparecen buena parte de los protagonistas de la primera novela, ¿nos encontramos ante la segunda parte de la trilogía?

-No, no es una trilogía. Cuando escribí "Puerto escondido" tenía tres ideas en mente, pero son totalmente independientes entre sí y no sabía lo que iba a ir en cada historia. En este libro parto de las historias que me contaba mi abuelo sobre las cuevas de Cantabria, que son numerosísimas, y a partir de ahí me puse a investigar.

-Entonces, ¿no es necesario haber leído "Puerto escondido" para disfrutar de "Un lugar adonde ir"?

-Para nada, aunque estoy convencida de que el lector de esta segunda novela no podrá resistirse a saber cómo empezó la historia de amor de Valentina y Oliver en "Puerto escondido". Además he intentado, con bastante esfuerzo, que en esta novela no se desvelase nada de la trama anterior, precisamente para permitir a los lectores que lo deseen leerla después. En "Un lugar adonde ir" ha evolucionado Valentina, pero también lo han hecho el resto de los personajes, ya que lo que les pasó les ha golpeado por dentro. Valentina, que estaba tan obsesionada por el orden y por la lucha contra el mal, suaviza ahora sus comportamientos.

-Su ritmo de producción, o al menos de publicación, es bastante rápido.

-Bueno, las dos novelas y también la tercera, que estoy escribiendo ahora, estaban ya en mi cabeza. Realmente escribí la primera mucho más rápido porque no tenía que ocuparme de ninguna otra cosa; ahora tengo la suerte de hacer promociones y entrevistas que antes ni siquiera se pasaban por mi mente y, además, un niño de seis años, por lo que he escrito mucho más despacio. La abogacía es lo que he dejado más de lado; tan solo mantego algunas cosillas. Esta nueva novela es muy diferente a la anterior, tanto en la trama como en la técnica utilizada: creo que he conseguido demostrar que lo mío no fue la suerte del principiante y que aún tengo mucho potencial por mostrar.

-Los arqueólogos, forenses y geólogos pueblan sus páginas. ¿Le ayudaron profesionales para los detalles de la historia?

-Sí, conté con la colaboración de algunos de ellos y, sobre todo, me leí un montón de libros para documentarme. La novela está muy salpicada de curiosidades forenses y, aunque no lo parezca, todas reales.

-¿Todos buscamos ese lugar a donde ir?

-Sí, claro. En el libro hay una reflexión sobre ello. Los personajes buscan cada uno una dirección en sus vidas: el amor, el conocimiento, la tranquilidad...

-¿Y cuál es el suyo?

-Mi motivación, además de mi familia y ser un referente para mi hijo, es escribir, contar historias que acompañen a las personas y que me dejen introducirlas en estos mundos. Yo creo que la labor de los escritores es muy necesaria porque hacemos viajar a las personas.

-Cantabria es la protagonista de sus dos primeras novelas. ¿Para cuándo Vigo?

-Ya tengo la tercena novela en mi cabeza; tendrá también una temática y una técnica narrativa distintas a las dos anteriores y discurrirá probablemente en Galicia.