Sol y frío son los ingredientes perfectos para degustar un cocido, pero si al clima soleado se añaden temperaturas que superaron los 17 grados, tenemos el maridaje perfecto para que Lalín se convirtiese un año más en la capital española de la gastronomía en su día grande de la Feira do Cocido. La organización cifró en más de 60.000 las personas que abarrotaron las calles de la capital dezana para disfrutar de las excelencias del cerdo, que en Lalín se elevó hace ya 49 años a los altares. El encargado de reivindicar ayer a Lalín como epicentro de la gastronomía fue el cómico lucense Roberto Vilar, que en su pregón indicó que hoy "el resto de Galicia está orgullosa de vosotros, del pueblo de Lalín, por cómo hacéis todo esto".

Los actos oficiales dieron comienzo a las 11.00 horas en el vestíbulo de la casa consistorial con la entrega del premio Aldea Singular, que en su segunda edición recayó en la parroquia local de Zobra. El protocolo colocó al anfitrión, Rafael Cuiña, en una de las tres sillas principales. Las otras fueron ocupadas por el pregonero y por la presidenta de la Diputación provincial, Carmela Silva. En un lateral se dispuso a los miembros del ejecutivo local, mientras que el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, no tuvo un lugar preferente y fue sentado junto a otros políticos. El lalinense era ayer en su casa el representante de la Xunta, por la ausencia ya prevista del presidente Alberto Núñez Feijóo. Rodríguez estuvo al lado del portavoz municipal del PP y senador, José Crespo, que compartió bancada con el eurodiputado socialista José Blanco el también senador del PSOE Modesto Pose y el general de brigada de la Guardia Civil y jefe del instituto armado en Galicia, Ángel Alonso Miranda.

La comitiva salió del consistorio hacia el Campo da Feira. En el recorrido el pregonero, el showman Roberto Vilar, se dio el primero de los baños de masas que le aguardarían en su estancia en Lalín. Con la Policía Local y la Guardia Civil abriendo paso -en Principal, Loriga y Praza da Igrexa no cabía un alfiler- el protagonista de la jornada e subió al palco para pronunciar un pregón que intercaló altas dosis de retranca gallega y azotes verbales a los políticos. Ni el propio Cuiña se libró de sus ironías, cuando espetó: "atopo cambiadísimo a Crespo". Vilar dijo que su padre es la persona con más retranca que conoce y el mejor humorista. Aludió a la ausencia del presidente de la Xunta, de baja por paternidad, del que dijo que había elegido un hospital de A Coruña para el nacimiento de su retoño y haberlo bautizado también como Alberto. "Se nacese na Cidade da Cultura, tería que chamarlle Portomeñe".

Repitió varias veces que para él era un orgullo pregonar el Cocido y sobre todo hacerlo después de su admirado periodista Manuel Jabois. "Agora eu e se seguimos baixando virá Cañita Brava, a non ser que ande Pedro Sánchez por aí de xira En alusión a la fiesta resaltó que cocinar es un acto de amor "e por eso o cocido debería ser logo unha orxía. En Galicia vívese para comer e un cocido é unha sinfonía de alimentos", destacó, además de citar que en su casa natal de Xove (Lugo) era tradición comer este plato en Nochebuena. Tras ver en un puesto de la carpa, un yogur de cocido, con mermelada, Vilar razonó que en la amplia variedad de estos postres que hay "xa temos iogures de todo menos de leite". "Viva Lalín, Viva o Cocido e Viva a Guardia Civil", así remató el pregón el humorista lucense, que conduce con éxito el programa de la TVG Land Rober Tunai Show. Ya sin políticos en el palco y con el alcalde y el pregonero a pie de calle comenzó el un desfile que pese a los intentos de los últimos años de acortarlo, se prolongó hasta pasadas las 14.30 horas. El actor local Fran Lareu fue el encargado de presentar el recorrido multicolor de carrozas, comparsas y charangas que avisaban a los presentes de que Cocido y Carnaval forman un binomio casi inseparable.