La animación gallega se ha forjado una merecida fama en España y fuera de ella y no hay gala de los Premios Goya en la que no esté, por lo menos nominada, alguna cinta de la tierra. El pasado 4 de febrero de nuevo Galicia protagonizó los premios en este género. Más aún, el director Alberto Vázquez hizo un doblete inédito, un hito único e histórico: las dos obras en las que figuraba como director ganaron las dos categorías a las que habían sido nominadas: "Psiconautas, los niños olvidados" se llevó el premio a la Mejor película de animación y "Decorado", el de Mejor cortometraje de animación.

Detrás de ambas películas se encuentra una figura esencial, una persona que no subió junto a Alberto ni los productores a recoger el premio -de hecho, ni siquiera recibió invitación para poder asistir a la gala- pero de cuyas manos y horas de dedicación depende en gran parte el resultado. Se trata de Khris Cembe, el director de animación de ambas películas, cineasta de Cangas que ha trabajado junto a Alberto desde hace ocho años, cuando ya crearon juntos el cortometraje "Birdboy", con el que lograron su primer Goya en 2011.

El próximo viernes llega a la gran pantalla "Psiconautas, los niños olvidados" y a Estados Unidos en septiembre. Antes, este martes, habrá un preestreno en A Coruña.

"Estoy muy orgulloso de haber tenido la responsabilidad de dirigir la animación y animar en estos dos proyectazos", asegura Cembe, con la emoción aún reciente de los premios y renovada por el estreno del viernes. "Ha sido muy emocionante, una sensación muy grata puesto que al final es un reconocimiento a todo el trabajo de un gran equipo y al cine de autor. Saltamos como bestias al escuchar los títulos", recuerda el cangués. Cembe y el resto del equipo, a excepción del director, Alberto Vázquez, dieron esos saltos en un local que alquilaron en Madrid para seguir la gala ya que solo dieron una invitación para verla en directo a Alberto, a pesar de estar nominado por dos películas. "Es algo muy triste y discriminatorio para la animación. Solicitamos invitación para responsables de los dos proyectos y nos lo denegaron. El equipo u otros directores, en mi caso de animación de los dos proyectos, no importamos. Solo quieren caras conocidas para darle valor mediático al show. Y se olvidan de la pureza que tienen unos premios cinematográficos y la animación también lo es, es cine", reivindica.

Pero ese mal trago no le restó ni una pizca de alegría a su gran noche. "Justo al terminar la gala vino Alberto con los Goya y continuó la noche", ríe Cembe.

Pero, ¿en qué consiste el trabajo del director de animación de una película de este género? "Hablamos de que es película de animación y la animación es el medio con el que vamos a narrar la historia. Mi tarea fue la de dirigir y supervisar un fantástico equipo de animadores que nos encargamos de dibujar y dar vida a la película. Un trabajo laborioso y cuidado en el que cada dibujo fue tratado de manera individual para dotar de personalidad y movimiento a cada personaje e integrarlos en los fantásticos decorados que pintó el equipo de arte. Digamos que mi trabajo fue hacer la mejor peli de animación posible dentro de las posibilidades del momento, un equilibrio entre la calidad, el presupuesto y el tiempo que teníamos", describe el cineasta que agradece especialmente a los dos directores de Psiconautas, Alberto Vázquez y Pedro Rivero, "que confiaran en mi trabajo y me asignaran dicha responsabilidad, que no es poca".

El proceso creativo

Pero Khris Cembe, además de ser un fiel colaborador de Alberto, es "padre" de sus propias películas. Debutó como director en 2012 con el cortometraje "Viaje a pies", y en estos momentos se encuentra inmerso en la producción de "Soy una tumba", un cortometraje con el que el pasado mes de octubre ya logró el Premio Proyecto Corto Movistar+ en el festival de animación 3Dwire, uno de los más importantes de España. El corto estará ambientado en Cangas, tierra del director, y mezclará imágenes reales con animadas.

"Sin duda la parte más laboriosa para mí es la creación de la historia; estar seguro de qué voy a contar y cómo lo voy a contar, un proceso que puede durar un año por lo menos", explica. "Sin una historia sobria no puedo comenzar con procesos de preproducción. Esto no quiere decir que a medida que avance la producción no sufra cambios, pero al final la esencia o alma será la misma", continúa. "La verdad que a nivel creativo no tengo un proceso formalizado; creo que cada historia o proyecto requiere de unas formas y que van viniendo a medida que te empapas de documentación ya sea de leer, de ver y analizar películas, ilustraciones, cómics? Pero resulta complejo definir una fórmula. La creatividad es un poco caprichosa, no siempre está presente y necesitas darle de comer", concluye.