Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las conferencias del Club FARO

Jordi Montero: "Se puede padecer dolor sin tener daño"

El neurólogo hizo hincapié en la existencia de una "base emocional" del dolor crónico

Jordi Montero (d.) fue presentado por Alfonso Carregal, médico de la unidad del dolor del CHUVI. // Alba Villar

"Parecía que el dolor crónico era un cuento, y gracias a la resonancia funcional se demuestra que no lo es", dijo ayer en el Club FARO Jordi Montero, neurólogo del Hospital Universitario de Bellvitge y del Institut Dexeus, ambos en Barcelona. El prestigioso especialista recordó que "una persona puede padecer mucho dolor sin tener daño" y que hay que vigilar la situación emocional de las personas que lo sufren. "No es ningún cuento chino -remarcó-. La base de ese dolor es siempre emocional, lo que no quiere decir que ese paciente esté mal de la cabeza".

Montero (Barcelona, 1951), que acaba de publicar el libro "Permiso para quejarse. Lo que el dolor cuenta de ti", comenzó su conferencia destacando que en Vigo hay "muy buenos especialistas", como el médico que le presentó, Alfonso Carregal, perteneciente a la unidad del dolor del CHUVI. El dolor, recordó, es una "experiencia sensorial desagradable asociada a daño tisular real o potencial, o que es vivida como tal daño". Por lo tanto, dijo, "puede haber un dolor a partir de una imaginación".

Dicho dolor puede ser agudo (el producido por una fractura ósea, por ejemplo), persistente (que se reproduce cada día) o crónico (que se prolonga durante más de seis meses y en el que no hay daño).

El neurólogo catalán se centró en explicar los mecanismos del dolor, que a veces resulta independiente del daño causado. Puso el ejemplo de un animal que ataca a otro y resulta herido en la pelea. Su cuerpo libera endorfinas que mitigan el dolor, con un efecto similar al de la morfina. "En la entrada de la médula hay receptores específicos que detienen la sensación de daño", señaló.

De manera inversa, la percepción del dolor puede verse aumentada. Las áreas que lo controlan están influidas por el cerebro límbico, en el que se basan las emociones: "Si una persona padece el mismo dolor que el de la enfermedad que sabe que mató a su madre, ese dolor se verá amplificado".

Montero apuntó que, en el caso del dolor crónico, el analgésico "no hace nada". "Ojo con los medicamentos, pueden producir desazón y efectos secundarios adversos", advirtió. Por el contrario, quienes recurren a medicinas alternativas pueden beneficiarse del efecto placebo, pero este "no dura más de seis meses", subrayó.

Apoyado por una proyección, el doctor Montero, que también es profesor de Neurología en la Universidad de Barcelona, mostró la diversidad de dolores sine materia que existen: lumbalgias, dolor pélvico, coxalgia, cefalea crónica, pancreatitis crónica, talalgia...

En su libro, Jordi Montero define el dolor como un "invento maravilloso" de la evolución. Y a la evolución dedicó buena parte de su conferencia, remontándose a la aparición de los primeros mamíferos, hace 180 millones de años; los primeros primates, hace 60 millones de años, y los primates superiores (orangutanes, gorilas, chimpancés, bonobos y homínidos), hace 6 millones de años. "El gran cambio en el siglo XXI es el conocimiento de la evolución como verdadera ciencia", destacó.

A partir de esa evolución mostró el funcionamiento de la conciencia en el cerebro, gracias al desarrollo del lóbulo frontal. El consiguiente crecimiento del cráneo provocó que hace cien mil años los bebés ya no cupieran por el canal del parto y tuvieran que nacer antes, dejando para después de nacer muchas "memorias". Los niños empezaron a nacer inmaduros, sabiendo solo toser, estornudar y chupar.

Explicó también el funcionamiento de los millones de redes neuronales. Nuestro cerebro no es más que una "montaña de memorias". "Los alemanes hablan de memoria del dolor: el dolor se puede memorizar, como un nombre o un número de teléfono", afirmó.

El doctor Montero, que pidió un cambio de mentalidad en el tratamiento del dolor, habló del estimulador magnético transcraneal, una nueva tecnología que, según confirmó un médico de Vigo que intervino en el coloquio, está disponible en el Hospital Álvaro Cunqueiro de la ciudad olívica. Se trata de un aparato que permite entrar en las frecuencias de las redes neuronales del cerebro. "Hay miles de grupos en el mundo trabajando en esto", destacó con cierto optimismo Jordi Montero, que añadió que estos aparatos no solo se están probando contra el dolor, sino también para tratar trastornos conductuales, además del párkinson y el alzhéimer.

Contra el dolor crónico recomendó el movimiento, ya sea real o imaginado: los parapléjicos que tienen dolor crónico en las piernas lo reducen cuando ven una imagen suya caminando.

"La fibromialgia cae de lleno en el concepto de dolor crónico"

Durante el coloquio, y a una pregunta del público, Jordi Montero reconoció que "la fibromialgia cae de lleno en el concepto de dolor crónico". Explicó que un científico fracasó cuando intentó encontrar una base muscular en la fatiga crónica, y que en una serie de pacientes que se quejaban de un dolor generalizado se descubrió que había un "inicio de daño" para cada uno de esos múltiples dolores.

Aludió a los pacientes que han acudido a su consulta con una "carpeta azul" (siempre es de ese color, dijo) llena de pruebas, falsas esperanzas y recetas de medicamentos, y que han pasado años sin mejorar. "Sufren mucho y la medicina les acaba de empeorar -aseguró-. Yo les digo que huyan de los médicos, porque cada vez que les hagan una nueva prueba, algunas invasivas, van a empeorar. Que el médico se ponga en su lugar y que se les permita quejarse", aconsejó, y recordó que "las emociones amplifican el dolor".

Otra de las preguntas del coloquio fue sobre un "miembro fantasma", un pie amputado hace seis años que todavía le dolía a la paciente. El doctor Montero habló de un "problema emocional grave" vinculado a la amputación, además de las descargas producidas por los nervios cercenados. Recomendó simular el movimiento del pie amputado moviendo el sano ante un espejo. De esta forma se "engaña" al cerebro. También aconsejó la estimulación cerebral y frenar las descargas ectópicas en el muñón.

Además de estas terapias, Jordi Montero recomendó que el médico le explique a la paciente el mecanismo de su dolor, cómo se produce y por qué lo padece, ya que "eso le reducirá el nivel de angustia".

Compartir el artículo

stats