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Club Faro | Iván Mourin: "Llegamos a confiar más en internet que en nuestros conocidos"

El escritor y criminólogo desentraña y advierte sobre la red profunda, un espacio empleado por los delincuentes para exhibir y comercializar abiertamente con el crimen

Asistentes a la conferencia del Club Faro en el Auditorio municipal del Arenal, ayer. // Alba Villar

El común de la sociedad se mueve en una zona de internet que representa solo un 5% de lo que realmente hay disponible. Una cabeza de iceberg que esconde lo que se denomina deep web , la red profunda. El escritor y criminólogo Iván Mourin desveló ayer en la charla coloquio de Club FARO cómo funciona y qué se pude encontrar en el lado más oscuro de internet, un espacio que los criminales emplean para tramar y exhibir sus delitos pero en el que también se cuelan muchas mentiras y estafas.

El criminólogo, que también es guionista, incidió primero en la gran cantidad de horas que la sociedad pasa en internet y la variedad de actividades que realiza -redes sociales, compras, lectura de información...-, todas con datos personales de por medio. "Llegamos a confiar más en internet que en nuestros conocidos, navegamos con toda la confianza, nos metemos en páginas y hablamos con personas que no conocemos sin darnos cuenta de que hay muchos perfiles falsos, que nos pueden engañar y estafar, y el peligro es mayor en los jóvenes porque nosotros tenemos acceso a internet, pero ellos han nacido con él", defendió el escritor.

La abogada y también autora María Oruña fue la encargada de presentar a Mourin y su trabajo de investigación en este terreno, el cual ha recogido en el libro Descendiendo hasta el infierno. "He querido mostrar una parte desconocida de internet que la mayoría de nosotros no solemos utilizar", explicó Mourin, quien añadió que además pretendía desmentir los bulos que giran en torno a estos buscadores.

La red profunda se diferencia de la normal en que no está indexada, es decir, no se pude localizar tecleando información en una página. "Tienes que conocer una serie de buscadores, como el TOR, de las siglas The Onion Router y que fue creado en Estados Unidos, y unas direcciones que son combinaciones alfanuméricas que suelen acabar en .onion -en referencia a la cantidad de capas, como la cebolla, onion, que ocultan esta red- en lugar de .com o .es", relató.

Solo acceder a una de estos extractos de la red profunda es ilegal en muchos países. El motivo son las redes criminales que se tejen en ella. Tráfico de armas, órganos y personas, pedofilia, vídeos criminales y sicarios son algunas de las temáticas más habituales. Mourin desaconsejó en repetidas ocasiones a los asistentes de la charla que intentasen entrar en una de estas páginas pues advirtió de que es como entrar a oscuras en un lugar que no se conoce y ponerse a dar palos de ciego: "Puede pasar de todo, te pueden rastrear, son ciberdelincuentes que pueden robarte la información del banco, el número de la seguridad social...". Mourin desarrolló su trabajo de documentación siempre acompañado de profesionales y también de un hacker que le ayudó a adentrarse en la red profunda.

Un enfoque escéptico

En la red, al igual que en libro, hay capítulos muy sórdidos; sin embargo, el escritor también ha encontrado espacio para el humor. "Hay todo tipo de rituales para descender al más allá, invocar al diablo, cosas que la gente defiende como totalmente ciertas", cuenta.

Las estafas ocurren también entre delincuentes, personas que quieren contratar los servicios de un criminal y que acaban perdiendo su dinero a cambio de nada.

También existen grandes mentiras, leyendas creadas por y para internet. Según explicó el experto, se coge un contenido audiovisual y se crea toda un relato negro que cree estupor y miedo. Mourin puso algunos ejemplos, como un vídeo promocional creado por un seguidor de los juegos de roll que acabó convirtiéndose en una supuesta amenaza internacional por la mera invención de la red.

Claro que los hay que llevan lo que parece una broma al extremo, como casos en los que algunas personas han sido asesinadas por canívales tras ofrecerse en internet. Delitos que pasaron a la vida real amparados por el anonimato de internet pero que salieron a la luz por su brutalidad.

"Te encuentras cosas muy duras, sabes que hay historias crudas y otras te parecen hechas por niños de guardería, pero lo que más me perturba es el propio usuario de internet, gente que intenta obtener beneficio a costa del prójimo, encuentras a usuarios de la red superficial demandando vídeos de pedofilia que están supuestamente en la 'deep weep', dispuestos a hacer lo que sea por ellos. Eso es lo que me preocupa".

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