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María Martín González: "La muerte por violencia de género es la consecuencia más dura de la desigualdad"

"Quienes gobiernan el mundo son hombres que comparten cenas y campos de golf; las mujeres están en casa bañando a sus hijos"

La abogada María Martín. / Luisma Murias

La abogada María Martín González es responsable de la Comisión de Igualdad y de la asociación Abogadas para la Igualdad. Martín asegura que violencia e igualdad forman parte de la misma moneda y advierte de que los malos tratos afectan a mujeres de todas las edades y condiciones sociales.

-Nueve mujeres y una bebé muertas por violencia de género en lo que va de año. ¿Esto tiene solución?

-Espero que sí. El auténtico problema es la desigualdad. Vivimos en una sociedad desigual, donde hay techos de cristal y brechas de salario. Y al final la violencia de género y el goteo de muertes no son otra cosa que la consecuencia más dura de esa desigualdad.

-¿Tanto esfuerzo de concienciación, para qué sirve?

-Hemos avanzado mucho pero es fácil decir que se está en contra de la violencia, eso lo hace casi todo el mundo, pero no tan fácil estar a favor, y además con una actitud activa, de la igualdad en todos los aspectos de la vida. Violencia e igualdad son dos caras de la misma moneda.

-Usted es abogada y se ha encontrado con muchas víctimas de género. ¿Qué tienen en común?

-Este es un fenómeno que afecta a mujeres de todas las edades, clases sociales y formación. Al final el denominador común es la necesidad de ser escuchadas, de contar la verdad y de ser protegidas.

-¿Y qué rasgo une a los agresores?

-La necesidad de dominar, de que se les obedezca. El asesinato es a fin de cuentas el último acto de dominación.

-Hay quien mata y se suicida. ¿Un acto de absoluta desesperación?

-La mayoría mata y se entrega. Hay quien también se mata tras asesinar, pero lo que todavía no he encontrado es al que decide suicidarse antes de matar.

-¿Hay sociedades en las que mirarse?

-No nos engañemos, el patriarcado es universal. Hay sociedades en las que las mujeres pueden morir lapidadas o no tienen derecho a asistir a la universidad. En otras sociedades hemos avanzado mucho pero no podemos copiar ningún modelo porque nadie ha solucionado el problema.

-Hay mucha mujer machista, alegan muchos.

-Por supuesto que las hay, porque nadie está libre de este sistema patriarcal. Somos educadas desde el patriarcado.

-El piropo callejero está muy a la baja.

-Afortunadamente, sí, pero las mujeres todavía percibimos con frecuencia los de los compañeros de trabajo, por ejemplo.

-¿Sin apoyo de los hombres la igualdad es una quimera?

-Hay muchos hombres feministas e igualitarios pero es verdad que en esta sociedad estamos rodeados de micromachismos, el chiste fácil, el lenguaje que ningunea a las mujeres, los mandilones de distintos colores en las guarderías, los juguetes sexistas... Sin olvidar que los patrones del poder son masculinos. Quienes gobiernan el mundo están en las cenas que se prolongan hasta las tantas, en los partidos de golf... Ahí participan hombres, las mujeres están en casa bañando a sus hijos.

-Sigue habiendo un mundo escondido, el de la mujer agredida y que no denuncia.

-Y la sociedad tiene que poner en marcha mecanismos de protección también para esas mujeres, sin lesionar derechos de sus agresores.

-Y muchas que denuncian y que no rompen los vínculos con quienes las maltratan.

-El 50% de las mujeres que denuncian consiguen romper definitivamente esos vínculos, pero queda la otra mitad. Yo aconsejo denunciar y por supuesto romper esa relación. Las cifras están ahí: desde el año 2000 al 2015 se produjeron en España mil feminicidios, mil asesinadas por el mero hecho de ser mujeres.

-Mucha mujer trabajando pero muy poca en cargos directivos. El techo de cristal del que hablaba...

-Supongo que nadie duda a estas alturas de la capacidad de las mujeres, pero el "doble sí", el sí a la carrera profesional y el sí a la maternidad obliga a un esfuerzo que requiere compartir la vida con alguien que asuma y se haga cargo del cuidado compartido de la familia. Aquí se requiere una evolución que afecta a hombres y mujeres; esto es un camino común.

-¿Las chicas de 20 años ya van a vivir una sociedad mucho más igualitaria?

-Muchas de esas chicas están acostumbradas a decirle a una amiga: cuando llegues a casa me mandas un wasap. Por seguridad. O a llamar a casa o a una amiga cuando vuelven de fiesta y sienten inseguridad. La sensación de ir con miedo por la calle no la viven los hombres. En esas fiestas ellos van muy abrigaditos y ellas con poca ropa. ¿Es que no tienen frío? Lo tienen, pero las educamos para ser objetos de deseo.

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