Más vale prevenir que curar. Esta máxima condujo a la Guardia Civil a retener en varios comercios de Canarias 1.247 cajas de un juego educativo ante la posibilidad de que contengan huevos, a punto de eclosionar, de un pequeño crustáceo de la especie Triops Longicaudatus que podría causar graves daños al ecosistema canario y que está incluida desde 2013 en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

El cuerpo de seguridad recibió durante la primera quincena de noviembre un correo de un ciudadano alertando al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la venta en diferentes tiendas de la isla de un juguete cuyo objetivo es mostrar a los niños el origen de la vida con esta especie, "presente en los orígenes antiguos de la evolución", y que también se conoce como gamba dinosaurio o tortuguita colilarga. Las cajas, que se venden bajo al menos cuatro marcas difentes, cuenta con la autorización europea. Sin embargo, los juegos no especifican de qué especie de Triops se trata, por lo que los agentes ordenaron inmovilizarlos por prevención. Toda la mercancía intervenida está a disposición del áerea de Biodiversidad de la Viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias, quien debe determinanr si se trata de la especie americana, la más peligrosa y depredadora, o la europea, con la que en principio no habría riesgos para la flora y fauna de las Islas.

Tras analizar la advertencia ciudadana, la Guardia Civil comenzó a retener los juegos. Hasta el momento, se han inmovilizado 1.240 en Gran Canaria y siete en Lanzarote. En Fuerteventura, en cambio, los agentes del Seprona no han detectado la venta de esta especie en ningún comercio si bien la investigación sigue en proceso. Ayer, durante la explicación de la denomina operación Triops en rueda de prensa, los agentes Eduardo Cabaleiro, portavoz de la Guardia Civil, y el sargento Andrés Gil, miembro del Seprona, expusieron que ya se han vendido algunas unidades de este juego, cuyo precio oscial entre los 20 y los 30 euros. Por ello, advirtieron a los compradores que quienes liberen una especie exótica invasora en el país comete un delito contra la protección de la fauna, flora y los animales domésticos, por lo que podrían enfrentarse a penas de prisión de entre cuatro meses a dos años o multas de ocho a veinticuatro meses.

Un acuario en casa

Los juegos contienen en su interior todos los utensilios necesarios para poner en marcha un pequeño acuario en casa. Los pequeños pueden poner los huevos en agua tibia -unos 22 grados centrígrados- para que eclosionen al cabo de 24 horas. Tienen una vida media de dos meses y en las cajas se encuentran unas bolsas con alimento para ese tiempo. En caso de no tener comida, este crustáceo onnivoro, que puede llegar a ser detritívoro oportunista, es capaz de devorar a otro miembro de su misma especie para sobrevivir.

Los juguetes, homologados en Europa, proceden de diferentes países de la Unión Europea (UE) y Asia. Si se comprueba que son triops europeos y no americanos, la mercancía retenida se devolverá de forma inmediata al mercado. Esta especie que el Ministerio detectó que se comercializaba en España, principalmente para su cría en acuarios, no ha ocasionada hasta ahora estragos ecológicos en el país. No obstante, el sargento Gil sí apuntó que en EEUU ha producido graves problemas en los cultivos de arroz. "Devora todo lo que sea de igual o menor tamaño", subrayó.

En Baleares y Galicia ya se ha llevado a cabo operaciones de este tipo, pero es la primera vez que tiene lugar una actuación de este tipo en Las Palmas. No obstante, en Gran Canaria ya se han introducido otras especies invasoras como la culebra real de California o escorpiones de diferentes tipo. Tanto Cabaleiro como Gil remarcaron ayer que el crustáceo, con apariencia de cangrejo de cacerola, no implica ningún tipo de problema para la salud pública, pero sí puede alterar el ciclo natural del ecosistema canario al tratarse de una especie que se propaga con facilidad, por lo que puede llegar a convertirse en una plaga.