La inolvidable novicia María, el capitán Georg von Trapp y sus siete hijos tendrán el sábado acento gallego por una causa solidaria. Casi setenta vigueses de todas las edades -desde niños de 6 años hasta abuelos de 70- todos ellos de la Asociación Aboal, participan en el musical Sonrisas y lágrimas, cuya recaudación irá destinada por completo a la campaña de Navidad del Banco de Alimentos de Vigo.

El mérito de estas familias es que, sin ser profesionales, no han dudado en subirse al escenario para actuar, cantar, bailar e, incluso, preparar vestuario y decorados por una buena causa. Más de tres meses de ensayos para, por fin, presentar el resultado este sábado en el Teatro Salesianos de Vigo a las 17.30 horas.

"Este es ya el cuarto año que hacemos el musical, que ha ido mejorando desde la primera edición y atrayendo cada vez a más público; niños y mayores se esfuerzan mucho y resulta una experiencia muy bonita y divertida para todos, porque no es fácil que las familias compartan algo así", explica Tereta Berbel, directora del montaje. Además, este año han contado con la colaboración de algunos profesionales de la música y el baile, además de un estudio de grabación, "con lo que la calidad va a ser mucho mejor", advierte la directora.

Así, por primera vez, se han atrevido a dar el salto a un teatro de mayor aforo "con lo que esperamos superar la recaudación de anteriores ediciones", añade Berbel.

Sonrisas y lágrimas es un clásico que gusta a niños y mayores. "Además, refleja muchos de los valores que queremos transmitir desde la asociación, como la importancia de que la familia sea un equipo, el afán de superación... y las canciones son muy bonitas y sencillas de cantar", apunta la directora.

"Es una de mis películas favoritas y me encantó que la eligieran para el musical", comenta Cristina Baqueiro, de 12 años, que interpreta Kurt von Trapp, uno de los hijos de la familia protagonista, y que también participó en los anteriores musicales solidarios de la asociación, Annie y El príncipe feliz. "Me gusta que participemos todos juntos; es gracioso ver a los padres actuando y me hace gracia que también les echan broncas si lo hacen mal", cuenta la niña. "Es muy divertido prepararlo y, además, sabemos que es para conseguir alimentos para los que más falta les hacen y eso está bien", añade.

El precio de las entradas es simbólico, 2 euros y un kilo de alimentos. Los responsables de Aboal advierten de que son especialmente necesarios "alimentos infantiles como leche en polvo y potitos y latas de comida preparadas,, de caducidad larga, porque hay personas que no tienen ni siquiera medios para prepararla".

A los padres, la parte cantada es la que más miedo les da. "Yo he procurado que sean las voces de las niñas las que resalten y la mía pase desapercibida", admite Paco Pellón, que encarna al capitán von Trapp. "La verdad es que aunque ha supuesto un esfuerzo compaginar los ensayos con el trabajo, disfruto como un enano porque siempre he sido un poco teatrero", sonríe. Además, dice, "ver que tanto público respalda la causa es muy motivador", concluye.