Frank Buschmann se define como "ciudadano del mundo". Tras recorrer varios países ha recalado en Corcubión, desde donde busca "alejarse de la estafa de la ciudad, que se reduce a un consumo frenético". Aquí ha instalado su ebanistería que él define, más que un taller, como una escuela de valores. "Invito a una reflexión, la artesanía implica cultivar la paciencia, el esfuerzo y la resistencia; no podemos competir con la industria en la fabricación, pero sí en los valores", defiende.

Aunque como él mismo señala su oficio no es novedoso, sí cree que puede aportar otra concepción: "La gente ve algo hecho a mano y piensa que lo que importa es el mueble y el valor añadido que es artesanal, y yo creo que es justo al revés".

Buschmann es un fiel defensor del rural y de Galicia: "Tiene un gran potencial, la gente le dice a sus hijos que estudie inglés para irse, pero creo que es un error, que no hay que rendirse, que nosotros podemos sacar ese potencial".