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César Bona: "Los niños deben ir felices a la escuela"

"Se pueden traer fórmulas de Finlandia pero hay que educar a la gente para que valore lo que tenemos aquí", dijo el maestro - "Hay que enseñar en la gratitud y el respeto"

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Club FARO | César Bona: "Los niños tienen que ser felices aprendiendo"

"Me sigo sintiendo abrumado, os sigo dando las gracias por lo que hacéis cada día y por venir a compartir y hablar de educación". Un César Bona emocionado por su vuelta a Vigo comenzó así su charla en el Club FARO, totalmente abarrotado, que ayer tuvo lugar en el auditorio del Centro Social Afundación de Vigo. "Muchas veces los maestros nos sentimos islas en nuestras propias escuelas. Y actos como este nos sirven para no sentirnos así. Estamos aquí para compartir", prosiguió el maestro, finalista del premio Global Teacher Prize, elegido entre los cincuenta mejores profesores del mundo.

Bona pidió que levantasen la mano los maestros que había entre el público y la cantidad fue abrumadora, más si contamos a los futuros profesores que, acto seguido, también se identificaron ante el auditorio. "Dentro de poco tiempo vais a estar contagiando a niños y niñas", les dijo el conferenciante a estos últimos. "Los que ya sois maestros significa que vais a ser referentes. Los primeros referentes tienen que ser los padres pero después estamos nosotros. Vamos a marcar la vida de los niños que tengan la suerte de tenernos como maestros", aseguró.

"El reto más grande que tenemos por delante es convencer a quienes han perdido la ilusión de enseñar. Ser maestro para los que estamos aquí es más que meter datos en la cabeza. Yo he aprendido en estos meses más que en un Máster de Educación", afirmó sobre el recorrido por las siete escuelas e institutos que, desde infantil a secundaria y Formación Profesional, enseñan de forma distinta a los niños.

"Nunca antes en la historia de la humanidad ha habido tantas posibilidades para mejorar la educación. Todos los entornos en los que vive un niño le acompañan en ese proceso de entender el mundo que le rodea. El propósito de la educación es construir ciudadanía y es lo que hacen las 'Escuelas Changemaker', las escuelas que cambian el mundo", explicó David Martín, codirector de la Fundación Ashoka España y presentador de la conferencia "Las escuelas que cambian el mundo" ayer en el Club FARO.

"No son las mejores escuelas de España, son las más inspiradoras", apuntó Bona. "Son escuelas que educan a agentes de cambio. No basta con incorporar la capacidad de pensar críticamente, hay que poner todo eso al servicio del bien común. Necesitamos que todo el propósito sea siempre mejorar el mundo", remachó Martín.

Para su último libro, "Las escuelas que cambiar el mundo" (Plaza & Janés) el maestro zaragozano se recorrió siete centros que plantean la educación desde ópticas novedosas, "que ponen al niño en el centro de todo". O Pelouro en Caldelas de Tui, el Instituto de Sils en Girona, la Escola Sadako en Barcelona, el centro Amara Berri en San Sebastián, el centro jesuita Padre Piquer en Madrid, la escuela La Biznaga en Málaga y el colegio Ramón y Cajal en el pueblo de Alpartir (Zaragoza).

"Estas escuelas son gotas de todo lo que se está haciendo en España. Se ha acabado eso de cerrar la puerta a la innovación, no se puede innovar en silencio. Hay que poner a los niños y niñas en el centro, por encima del currículum académico, porque los niños tienen el deseo de sentirse queridos y escuchados siempre", relató el autor. "Es importante que eduquemos en la gratitud y el respeto. En este libro he sido solo el nexo. He viajado y he hablado con docentes, familias, niños y niñas. Siempre admiramos las cosas que se están haciendo en Finlandia, y debemos traer lo que funciona de allí, pero también debemos educar a la gente en valorar lo que tenemos aquí", dijo.

El maestro, galardonado con dos premios del Ministerio de Educación por incentivar la creatividad en sus alumnos, hizo hincapié en su conferencia de ayer en Vigo en que "no hay que tirar piedras a las familias" desde los colegios. "Debemos ser equipo. Padres y maestros no debemos enfrentarnos, tenemos que abrir la puerta a las familias para que aporten. La escuela no es un coto cerrado", afirmó en referencia al reciente debate generado en la comunidad educativa entorno a los deberes.

César Bona se preguntó en alto si la sociedad está preparada para un cambio educativo y dijo al instante: "Hay que prepararla". "Eso no significa que haya que denostar lo que ya hay, ni a la gente que lleva décadas trabajando con niños y niñas en las aulas. La reflexión es muy importante. La escuela ha de ser un lugar que forme parte de la vida y cualquier cosa que salga de ella debe hacerlo para mejorar".

"Los niños han de ir a la escuela a aprender felices o a ser felices aprendiendo", destacó para añadir: "Eso no significa dejar de educar en la exigencia". El profesor le dio la vuelta también al fracaso escolar y puso sobre la mesa que no es un fallo de los niños sino del sistema. "Queremos educar como nosotros fuimos educados pero es posible innovar. En este libro hay ejemplos. Hablan niños, docentes y padres de qué sienten con el cambio", aseveró.

"Un padre me dijo durante una de las entrevistas: 'Hay gente que critica la escuela a la que traigo a mi hijo, ¿tú crees que yo no le quiero suficiente como para intentar darle lo mejor?' La verdad es que creo que es algo que está generalizado en España, tenemos ese resorte que hace que nos pongamos a criticar incluso sin conocer. Siempre hay alguien que dice 'sí, pero...' Y yo les corto y les digo: 'Visita esta escuela un día y después hablamos'. Por eso insisto en que es tan necesario educar en la gratitud y el respeto, es algo que considero tan importante como enseñar a leer y escribir", explicó.

Bona quiso compartir con el atento público sus experiencias en cada una de las escuelas que visitó para elaborar su segundo libro tras "La nueva educación".

"Salí transformado de O Pelouro", confesó Bona sobre el centro de Caldelas de Tui. "Fue la historia más maravillosa que yo he conocido", apostilló. La directora de esta escuela, la viguesa Teresa Ubeira, junto a varios de los alumnos participaron ayer en la charla. "Ya no se aprende sin la emoción. Hay que dar todas las asignaturas pero de forma transversal", apuntó Ubeira. "Allí viví magia, vi una escuela de verdad para niños. No vi en ningún momento etiquetas", enfatizó Bona.

"En el colegio Padre Piquer cada día después de clase dedican un rato a la reflexión, les preguntan a los niños qué han aprendido y para qué lo van a utilizar. Algo que me parece muy útil para ellos", resaltó.

De la escuela rural de Alpartir destacó que han elaborado su propia Constitución escolar y que está en los tres idiomas mayoritarios del centro.

"En La Biznaga tienen un bibliopatio", informó. "y es una idea que recogieron de los propios alumnos tras una de las múltiples asambleas que celebran. Muchos querían bajar con libros al recreo y no tenían donde leer cómodos. Ahora cuentan con un espacio con bancos y mesas de madera", explicó

En el centro Amara Berri hay muchos niños sordos y la intérprete está en clase con ellos. "Los niños y las familias reclamaron clases extra escolares de lengua de signos, eso es integración", apuntó.

"En la Escola Sadako todo empieza con una pregunta: con los interrogantes que los niños plantean, como ¿por qué tenemos ombligo? o ¿cómo funcionan los trenes?, los maestros van tomando nota para las clases", dijo.

"Se habla mucho del acoso escolar ahora. La mejora manera de prevenirlo es que los niños se conozcan, se valoren y se respeten.

Un chico del instituto de Sils me dijo: 'Aquí no hay conflicto porque dedicamos tiempo a conocernos".

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