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La lucha de expertos gallegos contra las infecciones hospitalarias

Un grupo de investigadores gana una beca de la Sociedad Española de Microbiología Clínica para poner freno a la bacteria que las causa

Astrid Pérez (cuarta por la izquierda), junto a su grupo de investigación. // Faro

La gallega Astrid Pérez lidera un grupo de investigación que quiere poner freno a una bacteria cuyos brotes han proliferado en algunos hospitales del país en los últimos años. La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) acaba de premiar su proyecto con una beca de 100.000 euros que les permitirá desarrollarlo.

La Klebsiella pneumonia es una bacteria que forma parte de la flora intestinal y que no tiene por qué causar infección en las personas que la portan, pero "si el patógeno tiene las condiciones oportunas para provocarla, infecta", explica Pérez. Las personas "colonizadas" por ella pueden contribuir a su diseminación y provocar que llegue a infectar a otras, sean pacientes hospitalarios o no. Aunque su virulencia no es muy alta, puede causar infecciones del tracto urinario, neumonías, bacteriemias e incluso sepsis, que tiene un alto porcentaje de mortalidad. De esta manera, los enfermos que ya sufren alguna dolencia ven como esta se agrava.

Pérez, que trabaja en el Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña, cuenta que son bacterias muy persistentes, que a pesar de la desinfección de las zonas hospitalarias vuelven a aparecer con mucha facilidad. "Entonces nos preguntamos por qué tenían tanto éxito". En su proyecto investigan qué mecanismos expresados por la bacteria pueden ser los candidatos responsables de su adherencia.

"Al ser una cepa multirresistente, las opciones terapéuticas para tratarlas son limitadas", expone Pérez. Por eso, buscan bloquear la capacidad que tiene la bacteria de adherirse y así evitar, o al menos reducir, las colonizaciones de los pacientes. Ese es el objetivo, anticiparse a la infección para no tener que llegar a tratarla con antibióticos. "Estamos en la era casi postantibiótica, muchos no funcionan ya porque las bacterias se hacen resistentes a ellos a una velocidad pasmosa", asevera la experta. Esto es lo que ha valorado el jurado de la SEIMC, que se trata de un "proyecto de elevado impacto en la salud" y que "es capaz de modificar la práctica estándar". La organización ha centrado su último congreso en la resistencia antibiótica con motivo de la alarma emitida por la Asamblea de las Naciones Unidas al respecto de esta amenaza que mata al año a 25.000 personas en Europa. "El uso indiscriminado de antibióticos hacen que las bacterias que forman nuestra flora intestinal sean cada vez más resistentes; las bacterias sensibles son eliminadas por el uso de antibióticos eficaces contra ellas, y así se van seleccionando las bacterias más resistentes", ejemplifica Pérez. Los patógenos más fuertes son los que después causan la infección.

Tan rápido se adaptan las bacterias a los antibióticos que la empresa farmacéutica ya no está interesada en fabricarlos: "No son rentables económicamente, la salida al mercado de un antibiótico conlleva una inversión enorme y la aparición de resistencias es cada vez más rápida". En su lugar, en el campo de las terapias antimicrobianas, la investigación apuesta más por el desarrollo de vacunas y compuestos antivirulentos, inhibidores de mecanismos de resistencia que puedan hacer los antibióticos que ya existen efectivos.

Según expone Pérez, la investigación está dando un cambio a intentar anticiparse a la infección: "Si las bacterias infectan, como normalmente ocurre porque ellas van por delante, hay que intentar tratarlas de la manera que tenga el menor impacto posible en la generación e resistencias antibióticos".

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