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Restos de la actividad del hombre en el espacio

El vigués que escruta el cielo en busca de basura espacial

José Martín, director del Real Instituto y Observatorio de la Armada, coordina un proyecto de control de desechos en órbita

Un especialista se acerca a basura espacial, en Murcia en 2015. // FdV

Hace una semana una pieza metálica tubular de 4,5 metros de largo y 1,2 de ancho apareció en una zona minera de Myanmar. No lejos de allí, otra pieza algo menor se había estrellado contra el tejado de un ciudadano. El diario local Global New Light of Myanmar contaba que los objetos tenían inscripciones en chino y que podían pertenecer a un satélite, avión o misil. Un año antes, los vecinos de Murcia se habían topado con cuatro esferas, la más grande de unos 20 kilos, cuyo origen desconocido alertó a los murcianos, hasta que se confirmó que se trataba de basura espacial y que pertenecía al cohete estadounidense Atlas V.

Se estima que hay unos 700.000 objetos de hasta un centímetro flotando cerca de la Tierra. Millones por debajo de esta medida. Es lo que se denomina basura espacial, restos de la actividad del hombre en el espacio exterior que permanecen vagando hasta que atraviesan la atmósfera y caen. El vigués José Martín Davila, director del Real Instituto y Observatorio de la Armada (ROA) en Cádiz y capitán de navío, vigila el cielo para controlar estos objetos.

Martín entró en la Armada en 1982, pero se doctoró en Ciencias Físicas con especialidad en Geofísica y desde hace un año dirige el Observatorio. Junto a la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, opera el Telescopio Fabra-Roa, que se encuentra en el Pirineo y que se encarga de escrutar el anillo geoestacionario en busca de objetos. "Esto es, la detección de objetos cercanos a la órbita geoestacionaria, que está a unos 36.000 kilómetros de altura", explica Martín. Esos objetos son catalogados para poder evitar colisiones con satélites que se encuentran en funcionamiento.

Martín señala que existe un catálogo público de 20.000 objetos proporcionado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos, "no obstante, el número total que pueden ser clasificados como basura es mucho mayor". De millones.

El mayor peligro de estos desechos no es que atraviesen la atmósfera y caigan, sino que interfieran en el la órbita de un satélite activo. "Hay zonas especialmente densas (órbitas baja y en los polos) donde el peligro de colisión es relativamente elevado y es normal que un satélite activo tenga que maniobrar para evitar una colisión", cuenta el experto, que además pone un ejemplo: la Estación Espacial Internacional, el único satélite poblado, maniobra de promedio una vez al año, siempre que la probabilidad de choque se sitúa entre 1 y 10.000.

El ROA cuanta además con una estación de seguimiento mediante láser. "Esta técnica consiste en medir con exactitud el tiempo de vuelo de un pulso láser muy corto que se genera en la estación, desde que se emite por un telescopio hasta que es detectado en un telescopio receptor tras ser reflejado en el satélite". De esta manera deducen la distancia a la que se encuentra y determinan las órbitas que siguen. "Esta técnica está empezando a aplicarse al seguimiento de objetos catalogados como basura espacial".

El director indica que "la iniciativa de detección seguimiento y catalogación de basura espacial está tomando gran impulso a nivel mundial y se está tratando de coordinar los equipos disponibles" que se encuentran repartidos por el mundo. En España solo existen otro telescopio capaz de realizar labores de vigilancia, el Centro de Vigilancia Espacial DeimosSkySurvey, en Ciudad Real, pero no cuenta con la técnica láser de seguimiento.

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