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Gallegos en la cima

Marta Sestelo: "Reinventarse es de valientes, no eres lo que estudiaste sino a lo que te dedicas"

La viguesa, doctora en Estadística, desarrolla modelos de supervivencia en cáncer en el Centro de Matemática de la Universidad de Minho

La estadística viguesa Marta Sestelo, en el campus de Guimarães de la Universidad de Minho.

La marea de gallegos que cruza a diario el Miño se nutre de muchos investigadores que han encontrado en el país vecino un entorno más propicio para desarrollar sus carreras. Marta Sestelo (Gondomar, 1981) es uno de esos talentos, aunque en su caso también continúa vinculada al grupo de la Universidad de Vigo en el que se doctoró en Estadística e Investigación Operativa. Forma parte del Centro de Matemática de la Universidad de Minho, con sede en Guimarães, donde se dedica al análisis de la supervivencia de pacientes con cáncer.

Estudió Biología en Santiago pero los percebes, más en concreto el estudio de su crecimiento, la embarcaron en nuevas travesías y acabó realizando su tesis en el equipo de estadística vigués SiDOR, además de cursar un máster interuniversitario en esta rama. Para su trabajo doctoral, Marta desarrolló métodos que fijan la talla óptima de captura del preciado crustáceo y que también se pueden aplicar al ámbito de la ingeniería.

"Como tengo esa parte biológica en mi perfil no solo me dedico al desarrollo estadístico teórico, sino que siempre pienso en una aplicación. Participé en un proyecto con la Cooperativa de Armadores de Vigo en el que estudiábamos cómo influyen en el consumo de combustible las modificaciones de las artes de pesca para disminuir los descartes. También colaboré con ingenieros de la Universidad de Oviedo y trabajo con el grupo de Ángel Guerra en el Instituto de Investigaciones Marinas que estudia la población de pulpos en Cíes. La estadística puede aplicarse a cualquier área", destaca.

Uno de esos campos en los que el análisis de datos resulta de gran interés y al que Marta se dedica ahora en Portugal es el de salud. Tras un año trabajando en la Autónoma de Barcelona, en septiembre de 2014 se incorporaba al Centro de Matemática con un contrato postdoctoral de la Fundación para la Ciencia y la Tecnología del país vecino, donde desarrolla modelos de supervivencia en pacientes con cáncer. Su grupo, dirigido por Luís Meira, tiene colaboraciones con el Instituto Oncológico Portugués y el hospital de Braga, entre otras.

"Tratamos de estimar el tiempo de vida hasta el fallecimiento para conocer qué proporción de la población sobrevivirá pasado un determinado periodo o cómo afectan a esta probabilidad diversos factores como la edad o ser fumador", explica.

Las múltiples variables que deben tener en cuenta, como la recurrencia de la enfermedad tras una operación, o el hecho de que los pacientes continúen vivos después del periodo de estudio -datos censurados en el argot científico- complican estos cálculos cuyo fin último es ayudar a combatir el cáncer.

Y otra parte importante del trabajo de Marta es el desarrollo de software para que otros lo utilicen. "Ahora mismo el currículo de un investigador se mide por su número de artículos y el impacto de las revistas científicas que los publican, pero también tenemos que transferir el conocimiento a la sociedad. Y esto el sistema no lo valora. Pero si yo hago un desarrollo y no lo implemento en un programa no podrían utilizarlo expertos de otras áreas o trabajadores de empresas, por ejemplo, de las farmacéuticas", explica sobre esta labor.

De ahí que la viguesa sea una activa contribuyente a los repositorios colaborativos de software libre GitHub y CRAN. "Te alegras mucho cuando ves el número de descargas o recibes un correo de Japón para preguntarte dudas", celebra.

Marta acaba de iniciar su tercer año de contrato, que puede ser prorrogable por otros tres si supera la evaluación final: "Te hacen valoraciones anuales y un último examen para poder mantener la financiación. El país invierte y no se meten en tu laboratorio ni en cómo organizas tu tiempo, pero son muy serios en la gestión y este control me parece bien".

También destaca que los investigadores gozan de mayor estima en el país vecino. "En Portugal soy la doctora Marta Sestelo, en Galicia si digo esto piensan que soy médico. Es verdad que son muy formales, pero también que valoran la formación científica. Además me gusta que son muy educados y que en el trabajo llevan a cabo todo lo que dicen", aplaude.

A pesar de que lleva muchos más años dedicada a la estadística, a la viguesa todavía la "catalogan" como bióloga. "Acabo de regresar de un congreso de código R en EE UU donde había gente de empresas como Google y allí nadie te pregunta qué estudiaste. Al contrario, valoran la capacidad para cambiar de área. Reinventarse es de valientes. Uno no es lo que estudió sino a lo que se dedica, que es donde se aprende todos los días", reivindica.

Su padre, profesor jubilado de Matemáticas, quizá fue uno de los que más celebró esta evolución. Y alguna influencia pudo haber tenido también en su pasión por la docencia. "Di clases en Barcelona y ahora también en Vigo. Me encanta. Solo sabes de algo cuando eres capaz de explicarlo. Y yo aprendo con mis alumnos. Toda la vida vi a mi padre preparar sus clases y decirme que las cosas hay que desarrollarlas bien", recuerda.

Ella apuesta por hacer las suyas participativas, aunque ve a los estudiantes de primero "muy perdidos" y "con menos conocimientos y capacidad de esfuerzo". Pero también es crítica con el sistema: "Con los medios de hoy puedes estudiar una carrera desde casa, sin embargo, las clases son como hace 50 años. El alumno debería buscar la información y acudir después al profesor para resolver dudas".

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