"Mis nietos tendrán otros problemas pero el alzhéimer no será uno de ellos". La investigadora Ana Martínez se muestra convencida de que los estudios científicos que se están llevando a cabo tanto en España como fuera para conseguir diagnosticar la enfermedad de Alzheimer antes de que aparezcan sus síntomas. "Hay que lograr diagnosticar fases asintomáticas de la enfermedad porque es el momento en el que realmente se debe empezar a tratarla, no cuando la enfermedad ha avanzado mucho. Ahí es cuando aparecen los síntomas, y el deterioro cognitivo. Ya estás perdido porque ha destruido gran parte del sistema nervioso", explica Martínez.
Esta doctora en Ciencias Químicas por la Universidad Complutense de Madrid lleva investigando en el Instituto de Química Médica del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) desde 1985. Su trabajo se centra en el diseño de nuevos fármacos para combatir y paliar enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer, el parkinson o la esclerosis. Ayer impartió en Santiago, dentro del ciclo de conferencias "¿Qué sabemos de...?" una charla divulgativa para acercar "la enfermedad que nos roba la memoria" a la sociedad.
Martínez confía en que la ciencia "frenará" al alzhéimer, o por lo menos "enlentecerá" sus devastadoras consecuencias neuronales en un futuro próximo. "La esperanza de vida no para de aumentar pero si no detenemos esta patología vamos a vivir muchos años pero no nos vamos a acordar de nada", destaca.
La doctora asegura que "es urgente" encontrar un fármaco que ponga freno a este proceso porque "si no el alzhéimer se convertirá en la epidemia del siglo XXI".
¿Por qué no se ha identificado todavía un medicamento? La investigadora señala que la patología se aisló en 1977 y, por tanto, llevan solo 30 años escasos investigando. En este tiempo se han ido estudiando fármacos y modificando los estudios, "pero necesitamos unos 15 años para conseguir que nazca un fármaco una vez que se da con el correcto".
"Tendríamos que plantearnos que si queremos fármacos para enfermedades tan complejas como esta, la administración podría participar también en la investigación desde el principio y no dejar que recaiga todo el trabajo en la industria farmacéutica. Los estudios cada vez son más largos y más costosos", afirma.
El tratamiento, según apunta Martínez, nunca se compondrá de un solo fármaco, tendrá que incluir una combinación de medicinas que actúen en las distintas vías a las que afecta el alzhéimer o bien emplear un fármaco que sea capaz de diversificar su efecto en lugares diferentes del organismo. El componente genético de la enfermedad también se ha estudiado, pero solo el 5% de los casos fueron hereditarios. Es decir, que el 95% tiene un "origen esporádico" que es una mezcla de "factores ambientales".
"Lo que debemos hacer es tener un envejecimiento saludable para aumentar nuestra reserva cognitiva para que en caso de que tengamos que irla perdiendo contemos con una despensa de neuronas mayor", recomienda. Esto se consigue con ejercicio suave, una alimentación saludable y estimulación cognitiva (leer, hacer crucigramas, sudokus...).
