Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El "kraken" gallego que se escabulló en el Cantábrico

Investigadores vigueses intentaron localizar al calamar gigante sin éxito frente a la costa asturiana entre 2001 y 2003

Ángel González y Ángel Guerra (en el centro), durante la campaña de 2002.

La fascinación del hombre por el calamar gigante se remonta a la Antigüedad. La mitología escandinava describe sus furiosos ataques contra los pescadores y el mismísimo capitán Nemo se vio obligado a resistir el embate de una estas criaturas contra el Nautilus. Hoy la comunidad científica persigue observarlas en vivo en áreas de Sudáfrica, Japón o Nueva Zelanda donde su presencia se cree elevada.

Los cañones submarinos de Llanes, Lastres y Avilés y los numerosos ejemplares sin vida que han aparecido desde los años 50 varados en las playas o que han sido capturados por pescadores parecían indicios claros de una población estable en la costa asturiana. Sin embargo, ha sido en aguas gallegas donde esta colosal criatura rodeada de grandes incógnitas se decidió a posar frente al objetivo de un leonés que visitaba la localidad herculina.

Huidizo y quizá también caprichoso, el "kraken" dio esquinazo al equipo de investigadores capitaneados por el vigués Ángel Guerra, uno de los mayores expertos mundiales, y también de documentalistas que lo persiguieron durante varias expediciones entre 2001 y 2003 con el objetivo de filmarlo con vida por primera vez en el mundo.

No hubo suerte y en 2012 se les adelantó el grupo del japonés Tsunemi Kubodera. Su vídeo, de un minuto y medio de duración, dio la vuelta al mundo y reavivó la fascinación por esta especie.

Ahora, cuatro años después, el calamar gigante ha decidido vincular el nombre de Galicia a otro gran hito científico. Y muy cerca de las aguas cantábricas que se rastrearon con empeño, incluso con la custodia de un patrullero de la Armada para ayudar al éxito de la misión.

El Proyecto Kraken se desarrolló en el caladero de Carrandi, a 35 millas de Gijón, y contó con la participación de expertos del Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC de Vigo, el Museo de Ciencias Naturales de Madrid y el equipo de la productora Transglobe Films, que llegó a desarrollar tecnología específica para poder filmar entre 800 y 1.000 metros de profundidad. Incluso contaban con un robot submarino dotado de una cámara capaz de grabar en completa oscuridad.

La financiación, más de un millón de euros por expedición, fue aportada por la propia productora y por varios patrocinadores, entre ellos, el Museo del Mar. No localizaron al "kraken", el nombre de la criatura en la mitología escandinava, pero sí se pudo realizar un interesante documental, que se estrenó en La 2 de Televisión Española en 2004, y varias obras científicas y de divulgación en torno a la enigmática especie Architeuthis Dux.

La misión preliminar, que contó con la participación de una veintena de científicos, se desarrolló en 2001. Al año siguiente, la expedición partió desde Vigo a bordo del oceanográfico Investigador y la segunda, también sin éxito, tuvo lugar en 2003. En la de 2002, los miembros del proyecto sí pudieron grabar y analizar un macho de 43 kilos capturado sin vida por dos arrastreros que faenaban en el mismo caladero.

Desde entonces, Ángel Guerra y Ángel González, otro de los investigadores del grupo vigués Ecobiomar, han demostrado que existe una única especie de calamar gigante en todo el mundo y que los ruidos submarinos de origen humanos son nocivos.

Autopsia a la víctima de una "lucha de titanes"

  • El calamar de Bares es una hembra joven de unos 105 kilos de peso cuya autopsia se realizará en breve en el Parque de la Vida de Luarca. Pero las primeras observaciones realizadas por Ángel Guerra y Luis Laria, presidente de la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma), ya han permitido llegar a interesantes conclusiones.El ejemplar, que apareció varado el viernes pasado, horas después de ser fotografiado flotando aún con vida, se encontraba "muy fresco" y conservaba gran parte de su epidermis. Algo que no es habitual pues suelen alcanzar la costa tras permanecer varios días muertos en el mar o aparecer dañados por los aparejos pesqueros.Las numerosas marcas de ventosas y rasguños que presenta en su superficie sugieren una auténtica "lucha de titanes" con otro gran ejemplar de su misma especie. Y Guerra también ubica su procedencia en la fosa de Hércules, situada a unos 700 kilómetros de las costas gallegas y con profundidades de hasta 4.000 metros.Los expertos ya han extraído material para realizar estudios genéticos en el IIM de Vigo y en breve procederán a la necropsia en Asturias tras la que también se preparará el calamar para su futura exhibición.Guerra acudirá a Luarca para realizar la disección y probablemente irá acompañado de algún otro experto de su grupo: "Calculo que tardaremos una mañana en realizar la disección".

Compartir el artículo

stats