El matrimonio formado por Mar Alonso y Juan Antonio Álvarez González sabían que no debían nada a su banco y que la hipoteca estaba en regla por lo que "era imposible una ejecución hipotecaria, de la que además nunca nos habían comunicado nada". Cuando se encontraron con la cerradura cambiada pensaron en forzar la que había colocado el Juzgado. "Es nuestra casa y tenemos que entrar en ella", se dijeron aquel día.
Pero fueron los agentes de la Guardia Civil los que les advirtieron que no lo hicieran. Les comunicaron que no entrasen en casa ni intentasen forzar ni cambiar la cerradura.
"Nos dijeron que no cambiásemos la cerradura porque si lo hacíamos estaríamos cometiendo un delito, que esperásemos a que el Juzgado resolviese el problema y se aclarase todo". Así que aquella noche Mar y Juan buscaron una alternativa para dormir o intentarlo "porque cuando te pasa algo así lo que menos haces es dormir, le estas dando vueltas a la cabeza".
Ahora, ya más tranquilo, el matrimonio asegura que fue un susto y que lo que se sienten es indefensos "porque nadie se hace cargo del error".
"Pasé mucho miedo en aquellos momentos y sufrí una crisis de ansiedad", recuerda Mar.
Desde que el lunes se cambiaron las cerraduras del piso por parte del Juzgado hasta que el matrimonio pudo volver pasaron 48 horas. El juzgado resolvió rápido el entuerto una vez que tuvo conocimiento de los hechos y de la equivocación que, en todo caso, pudieron demostrar los propietarios.
Mar y Juan creen que hechos así no deberían producirse y desde el primer momento aseguran que se sienten "desconcertados".
