La Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma) presenta en este vídeo algunos avistamientos de arroaces y otros cetáceos en aguas gallegas

El espectáculo visual que por sí mismas ofrecen las Rías Baixas se ve superado en ciertas ocasiones con la presencia de mamíferos marinos que el ideario común considera exóticos y sitúa en otras latitudes. Pero sus avistamientos, sin ser frecuentes, evidencian que estos reyes de los océanos también se dejan ver por las costas gallegas.

Hace escasas semanas en aguas próximas a Vigo se pudieron ver varios ejemplares de ballenas aliblancas, especie que, sin ser de las más grandes, alcanza unos ocho metros de longitud. Si bien rara vez se pueden ver ballenas en las rías como en este documento, los archivos visuales guardan curiosas imágenes en las que se demuestra que estos gigantes de los mares tienen a Galicia entre sus visitas.

"Ballenas se han visto en el entorno de Ons y en la entrada de la Ría de Pontevedra, y en la de Vigo tenemos este último ejemplo", comentan desde el Coordinadora para o Estudo dos Medios Mariños (Cemma).

El Cemma tiene documentados diversas de estas situaciones en las que las ballenas se dejan ver aproximándose a la superficie marina. Desde la asociación explican que este tipo de aproximaciones a la costa tienen que ver normalmente con la búsqueda de alimento. "Viven en la plataforma marina y se mueven en busca de alimento", explican.

Sin embargo, también cada cierto tiempo se ha tenido constancia de la presencia de estos cetáceos por otros motivos. Es el caso del que se considera como uno de los avistamientos más singulares de las últimas décadas. Fue en 2003 cuando un ejemplar de ballena gigante surcó la ría durante varios días y resultó visible en la zona del estrecho de Rande. Se trataba de un ejemplar joven de una especie cuyos adultos pueden llegar a medir 15 metros. Al parecer, había sido abandonado por sus progenitores.

Desde Cemma también se tiene constancia de la aproximación de otros grandes de los mares como las orcas. Un video recoge su acercamiento a las costas gallegas.

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En cualquier caso, los avistamientos más habituales son los de los arroaces, frecuentemente visibles en las Rías Baixas. Esta especie tampoco escapa a uno de los grandes riesgos que afrontan cuando se aproximan a la costa, los varamientos.

Momento del rescate de dos arroaces en aguas de la Ría de Arousa en abril de 2016.

La historia de las ballenas, al margen de estos avistamientos recientemente documentados, ha estado ligada a Galicia históricamente. Aunque por episodios totalmente distintos.

Y es que la caza de ballenas fue una actividad muy arraigada a la tradición de diversos puntos de la costa gallega. Dieciocho puertos gallegos llegaron a dedicarse a la caza del gigante de los mares desde la Edad Media hasta finales del siglo XX. El mayor auge ballenero en Galicia se registró durante el siglo XVII, con un total de doce puertos centrados en una actividad no exenta de riesgo.

En la Ría de Vigo uno de los mayores exponentes estaba en Cangas, donde el nombre de Punta Balea da buena idea de a qué se dedicaba esa zona de la costa de O Morrazo.

Documental "Galicia no lombo da balea" en el que se recogen imágenes y testimonios de la captura de estos grandes mamíferos en las costas del país hasta su prohibición por ley// Cemma

Aunque en un primer momento fueron los marineros vascos quienes capitanearon la caza de ballenas en Galicia, muy pronto los propios armadores autóctonos impulsaron la "pesca" de cetáceos hasta convertirla en lucrativo negocio. De hecho, las pesquerías de ballenas de la costa gallega fueron las más importantes de toda España en los siglos XVI y XVII; tras un largo paréntesis en la actividad, los armadores gallegos monopolizaron su negocio durante la pasada centuria.

Así lo explica el historiador Felipe Valdés Hansen en su libro "Los balleneros en Galicia (siglos XIII al XX)", editado por la Fundación Barrié, en el que aborda el desarrollo de esta actividad desde los primeros indicios documentales, en la Edad Media, hasta su cese en 1985 y la disolución de la última empresa en 1994. España suscribió la moratoria internacional que entró en vigor en 1986, por lo que las últimas factorías que seguían trabajando -las de Caneliñas (Cee) y la mencionada Punta Balea de Cangas- se vieron obligadas a cerrar.

El Museo do Mar de GaliciaMuseo do Mar de Galicia, situado en Alcabre, centra parte de su exposición permanente en la relación de los enormes cetáceos y la costa galaica. Entre las piezas existentes se puede ver hay desde vídeos sobre la caza de ballenas hasta el esqueleto de un cachalote que murió varado en Sanxenxo en el año 2003.