"Más que la forma de nacer, para prevenir la obesidad en el recién nacido es importante que la madre haya cuidado su estilo de vida durante el embarazo". Así lo destaca el ginecólogo David Gómez Sánchez, que es además presidente de la Sociedade Galega de Contracepción. "Está demostrado que las mujeres que cogen más peso durante el embarazo, sus hijos tendrán una mayor predisposición a tener sobrepeso durante su infancia", continúa, al tiempo que aconseja "aprovechar el momento del embarazo, si no se ha hecho antes, para cambiar el estilo de vida de la madre, tener una alimentación sana y equilibrada, hacer ejercicio y abandonar hábitos como el tabaco, ya que todo ello puede perjudicar al niño más de lo que pensamos".

Por otra parte, recuerda, "las madres que cogen más peso durante el embarazo del recomendado -superior a 15 kilos- tienen más probabilidades de tener que alumbrar a sus hijos mediante cesárea ya que hay una peor contractilidad uterina". Lo ideal, apunta, es que la gestante coja entre 7 y 11 kilos.

Aunque el especialista no cree que la cesárea sea tan importante a la hora de padecer obesidad el bebé, sí apuesta por evitarla siempre que sea posible, "pero no se trata tanto de alcanzar una tasa concreta, sino de hacer solamente las que sean necesarias", opina.

El nacimiento vía vaginal, afirma el médico, "es siempre el más adecuado para conseguir el apego entre la madre y el bebé y para tener éxito en la lactancia materna, ya que tras la cesárea tarda más tiempo en subir la leche y la madre se encuentra con peor estado anímico".

Además, Gómez recuerda que en el nacimiento vía vaginal el niño recibe la flora bacteriana del canal del parto, que luego coloniza el aparato digestivo del bebé y es muy beneficioso para su desarrollo. "Sin embargo, creo que la alimentación adecuada en el primer año de vida del niño condiciona más el desarrollo o no de la obesidad que el modo de nacer", concluye.