"Esta exposición nos enseña a un Miró completamente distinto, es un verdadero placer visual", asegura Robert Lubar, comisario de "Joan Miró: Materialidade e Metamorfosis". Una muestra que reúne 79 obras del artista catalán nunca antes expuestas al público, ahora propiedad del Estado portugués, en la Casa Rosa de la Fundaçao Serralves en Oporto desde hoy y hasta el 28 de enero de 2017. "Es una gran oportunidad para acercarse a la obra de este genial artista, no hay que saber nada de arte, solo disfrutar de su fuerza. La forma en la que conectas con estos cuadros es viéndolos en directo. Si el espectador hace un ejercicio crítico de observación cuando visite la exposición va a aprender mucho de Miró", explica.

Es una exposición relativamente reducida comparada con los fondos que la Fundación Miró exhibe en Barcelona y en Palma de Mallorca, se complementa con las obras más gráficas que guarda el Museo Nacional de Arte Reina Sofía en Madrid y no puede competir, como indica Lubar, con la colección que posee el Musseum of Modern Art de Nueva York. Sin embargo, su valor artístico va mucho más allá de los 35 millones de euros por los que estuvieron a punto de ser subastadas estas obras hace unos tres años en la galería Christie's, ya que permiten establecer un diálogo con el lenguaje que Miró instauró en sus cuadros, esculturas, tapices y collages.

El Banco Portugués de Negocios (BPN) compró esta colección al japonés Kazumasa Katsuta en 2006 y tras las quiebra de la entidad y su posterior nacionalización, los cuadros pasaron a manos del Estado, que finalmente canceló su venta. "35 millones no hubieran cambiado la situación económica de Portugal, esto era una decisón política porque cuando vendes tu patrimonio cultural estás vendiendo de alguna manera tu futuro", advierte Lubar, satisfecho con que el actual Gobierno socialista luso se haya comprometido a que esta colección de 85 obras (de las que se pueden ver 79) se quede en Oporto a disposición del gran público.

"El trabajo de Miró en un medio tenía siempre implicaciones en su trabajo en otro en la medida en la que él alteraba sus procesos para adaptarse a las características físicas de materiales específicos", apunta el comisario. En "Joan Miró: Materialidade e metamorfosis" el hilo conductor no es el tiempo sino el mensaje y, de alguna forma, el soporte. "Miró no era un artista que pintaba para que mirásemos sus cuadros sino para que los tocásemos -"¡no lo hagáis!"-, las texturas son una parte esencial de sus obras. Los materiales que fue utilizando le instaron a desarrollar las distintas fases de su obra.

Estos cuadros, hasta ahora guardados en una caja fuerte, han sido dispuestos en la Casa Rosa de Serralves por el arquitecto portugués Álvaro Siza -artífice del edificio del CGAC en Compostela- que dispuso paneles del mismo color que las paredes para exhibir los cuadros de una forma en la que la propia casa mantuviese su entidad y la colección y el edificio conviviesen en armonía. "Este es un momento inolvidable para mí, trabajar con Miró en este espacio es un regalo", dijo Siza en la inauguración de la muestra, una cita a la que acudieron ayer el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, su homólogo portugués António Costa, el presidente de la República de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, y el presidente de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont.