Los hombres prehistóricos que ocuparon la cueva de Altamira no solo pudieron utilizar conchas marinas como adorno, en colgantes o para decorar la ropa, sino que, según las últimas investigaciones, algunos de los caparazones recolectados pudieron usarse también para obtener el ocre de las pinturas rupestres.

La revista Journal of Archaeological Science adelanta en su edición online un artículo sobre la cueva de Altamira, elaborado por un equipo multidisciplinar de investigadores de la Universidad de Cantabria y del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, que recoge esa conclusión.

Se trata de un trabajo cuyos inicios se remontan a 2013 y que cuenta como primer firmante con el investigador del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC) David Cuenca. Cuenca ha explicado que este trabajo aporta "una nueva perspectiva" sobre la utilización de las conchas como herramientas de trabajo para obtener el pigmento para las pinturas.