Nueve de cada diez museos de arte contemporáneo de Galicia (90%) tiene accesibilidad física regulada. Las edificaciones de nueva construcción donde se asientan han permitido la eliminación de barreras físicas para que las personas con movilidad reducida puedan acceder a ellos y a sus contenidos sin problemas. Sin embargo, la mitad del total analizado suspende en accesibilidad cognitiva. Es decir, presentan deficiencias en orientación y señalización para personas con problemas cognitivos.

Los datos se recogen en el estudio presentado ayer en Santiago de Compostela La accesibilidad de los museos: visiones y perspectivas. Una propuesta de intervención en Galicia y fueron facilitados por la profesora de la Universidade de Santiago (USC) Rosa Cacheda, codirectora del informe junto a Moisés Lamigueiro. Este último es responsable técnico del área Familiar y Social de Fademga, Federación Galega de Asociacións en favor das Persoas con Discapacidade Intelectual ou do Desenvolvemento. En él, participó el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) que lo ha editado a través de Andavira.

Cacheda subrayó, a preguntas de este diario, que "vimos interés por parte de las asociaciones, instituciones y equipos de los museos en resolver" las deficiencias. Como ejemplo, destacó el Museo Liste de Vigo.

Sobre este, indicó que "se sitúa en una vivienda unifamiliar del siglo XIX que es un BIC, Bien de Interese Cultural, por lo que está protegida por la legislación y no se puede modificar nada", ni siquiera dotarlo de ascensor. No obstante, "desde la dirección del mismo, cada vez que personas con discapacidad quieren visitar la exposición, bajan las obras al almacén donde sí hay acceso. Las barreras que hay las solventan desde el punto de vista intelectual".

Por su parte, Lamigueira destacó, entre las principales conclusiones, que los museos gallegos -en general- pueden mejorar sus condiciones de accesibilidad. Hasta el momento, lo que más se conocía de esta disciplina era la accesibilidad física de los edificios (rampas, ascensores, ancho de las puertas...). Pero también está la accesibilidad sensorial y cognitiva que son menos conocidas".

Para explicar la accesibilidad sensorial, el técnico de Fademga puso un ejemplo: "Imagínate que en un museo suena una sirena con mucha fuerza. Una persona con discapacidad auditiva no lo percibe. Ahí, sería necesario complementar esa alarma sonora con una visual".

"Después, prosiguió, está la discapacidad cognitiva que es la menos conocida y se refiere a cómo somos capaces de comprender la realidad que nos rodea mediante las señales. Es importante para personas con discapacidad intelectual o del desarrollo y también para población inmigrante con desconocimiento del idioma, personas mayores con dificultades visuales".

Por último, Lamigueiro que los museos analizados (un total de nueve, entre los que figuran los vigueses MARCO y Museo do Mar) "no están en peores condiciones" que otros de renombre extranjeros.