Después de treinta minutos de conversación, queda claro que Claudia -nombre ficticio- ha pasado de ser una víctima de violencia de género durante 13 años de los casi 16 que duró su matrimonio, a integrar su experiencia en su perfil profesional como directora de ciberseguridad de una compañía de telecomunicaciones. De ser acosada en redes sociales o a través de su teléfono móvil, a detectar y rastrear esos casos.
"Me amenazó de muerte delante de mi hija", recuerda con la mirada fija. También intentó atropellarla -según su testimonio- en una ocasión. No hubo orden de alejamiento. Luego llegaría el "chantaje emocional" a través de Whastapp, correo electrónico y mensajes cortos. "Porque has dado conmigo; por menos, otros hombres hubieran matado a sus mujeres", acostumbraba a decirle.
Claudia ha visitado Vigo esta semana para compartir su vivencia -como víctima- ante un amplio colectivo de fuerzas de seguridad de Galicia que se forman en violencia de género en las redes sociales. A sus 46 años está convencida de que muchos de los errores o mala praxis que vivió en primera persona por parte de algunos agentes sociales involucrados, valdrán para mejorar protocolos futuros. "No solo hay que concienciar, sino sensibilizar", sostiene.
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"De 1996 hasta 2010, que empecé con los trámites del divorcio, duró el proceso. Parecen personas muy amables y atentas, pero pronto descubres que hay algo que no encaja. Luego, te planteas tu responsabilidad. ¿Le estaré agobiando? Le exculpas", asegura en una cafetería de la ciudad. "Es como si jugasen con una goma: tiran de ella hasta que vas a romper y, entonces, aflojan. El maltrato psicológico creo que es más perjudicial, te deja secuelas... Yo reconozco que me han quedado 'taras', como accesos de pánico. Hiperventilas, gritas o incluso puedes llegar a autolesionarte de la impotencia. Crees que eres la responsable de la situación y das más y más oportunidades, hasta que tu cabeza hace clic", confiesa la mujer. En su caso, cedió al acoso de su marido y llegó a echar de su casa a sus padres. Una complicada operación quirúrgica tras detectarle un tumor, fue la circunstancia que hizo que Claudia se diera cuenta de que estaba sola. Solo sus padres acudieron entonces. "Ellos siempre estuvieron conmigo. Fueron ellos y gracias a ellos que pude salir económicamente y volver a empezar. Sin su apoyo, también emocional hubiese sido imposible", añade. La independencia económica -quizás también una dosis de coraje- fue clave en su caso para salir de la situación. Contra su exmarido, las denuncias por maltrato se extienden a su hija, que empezó a comportarse de forma agresiva. Sin entrar en detalles por preservar la intimidad de la menor que ahora tiene 12 años, hubo un caso denunciado de exhibicionismo, que llegó a manifestarse con un psiquiatra forense a través dibujos "altamente erotizados" cuando tenía solo 6 años de edad. Gracias a profesionales de la Psicología y Psiquiatría, logró encauzarse.
"He aprendido a decir que no; basta", reflexiona ahora. A su lado, el Oficial de la Policía Local de Vigo, Santiago J. Martínez y experto en ciberdelicuencia reconoce que fue una coincidencia que se hubieran encontrado: "En su exposición ante agentes de diversos cuerpos de seguridad, se ha visto qué podemos mejorar. Tenemos que ser autocríticos, aunque siempre tratemos de hacerlo bien", asegura.
Contabilizan 30 procedimientos ingresados por acoso a menores de 13 años
- Las salas especializadas de Fiscalía -que contemplan menores, violencia de género y delitos cometidos en la red- incluyen datos de casi 8.000 casos relacionados con supuestos delitos telemáticos que ingresan en los juzgados españoles, de los que 30 reflejan presuntos acosos a menores de 13 años. En las últimas memorias de Fiscalía disponibles se alerta de "la frecuencia creciente con la que son objeto de denuncia comportamientos de acceso irregular y sustracción de claves, contraseñas de correo, documentación o fotografías personales o de carácter íntimo que posteriormente se difunden a través de Internet, especialmente en las redes sociales, o se utilizan para suplantar la identidad de otros con finalidades diversas". "Diversos Fiscales delegados llaman la atención acerca de la vinculación de estos comportamientos con supuestos de rupturas de relaciones de pareja y también con situaciones de acoso, en acciones individuales o de grupo, en las que no es infrecuente que las víctimas sean menores de edad", añaden. "Este tipo de conductas ilícitas aparecen asociadas a figuras típicas de amenazas o coacciones que dieron lugar a 27 escritos de acusación", se cita textualmente en la última memoria disponible de Fiscalía. "La estadística es apabullante, porque de los casos que llegan a los juzgados, a los que finalmente se investigan, se pierden muchísimos". Expertos relacionan las causas de esta realidad con investigaciones mal formuladas y errores procesales pero también con denuncias retiradas.
