¿Cuánto se sabe de China? ¿Hasta dónde llegan los prejuicios por desconocimiento? Desde hace tres años, varias familias con niños adoptados procedentes del país asiático han puesto en marcha una gira de conferencias por centros de educación gallegos para que sus propios hijos de entre 11 y 14 años de edad -la adolescente Xoana Pung An; el escolar arousano Wen Long; la pontevedresa Lara y la pequeña Nuna de Vigo- expliquen a sus compañeros de aulas de dónde proceden, quiénes son y cómo es ese gigante oriental de colores, inmensidades y cultura poderosa.

Ayer, la clase le correspondía al Colexio Público García Barbón de Vigo. En la biblioteca, la alumna de quinto Nuna se convirtió en profesora ante sus compañeros. Con ella, el medio centenar de escolares que acudieron -de quinto curso- aprendieron que China dispone del supercomputador más grande del mundo; que desarrolla un proyecto espacial y que "todo nela é moi grande e impactante", señaló.

En su charla, hizo referencia a sus ciudades con rascacielos; a la civilización de 5.000 años de antigüedad que inventó la primera 'calculadora' de la historia: el ábaco chino, del que ofreció a sus compañeros una muestra. No obstante, el momento gracioso de su conferencia fue cuando disertó sobre el cuerpo antiguo de funcionarios de la China imperial, los mandarines, que regían la compleja administración del estado. De ellos, habló de sus categorías que se marcaban en su vestimenta y colocó un sombrero de un mandarín a un voluntario. El pequeño Pablo sirvió de modelo, al tiempo que todos aprendían que los colores y la piedra usada para la borla marcaba el rango.

En la masterclass, los niños asistentes también aprendieron alguna técnica de kung fu a cargo de Xoana Pung An; de la importancia del equilibrio en la alimentación china y de su poderío en infraestructuras como el puente de cristal más alto y largo del mundo, en Zhangiajie, un parque nacional que inspiró a Cameron para crear el planeta Pandora de Avatar.

Al término de las cuatro charlas de los niños, estos sirvieron con ayuda de padres y profesores unas 'empanadillas' chinas, llamadas jiauzi que pudieron saborear con los palillos (haizi).

"Este es el tercer año que hacemos estas charlas en los centros", explicaba ayer al remate Alberto, padre de Wen Long. "Por una parte, queremos atender a las necesidades que tienen los niños adoptados o inmigrantes de China. Por otra, pretendemos crear un clima de tolerancia y conocimiento en sus iguales y el profesorado".

También añadió que es "importante" que los pequeños sean capaces de explicar a sus compañeros de dónde proceden. "Por temas de identidad que empiezan en la adolescencia, también es importante que sepan cosas de China. Para la autoestima, hay que tener información. No deben ver el estudiar chino o aprender cosas de China como una obligación".

Por su parte, el tutor de quinto en el García Barbón, Pablo Sánchez, destacó "la tolerancia" que se infunde en las charlas para "que os rapaces aprendan outras culturas e acepten os demais. Está resultando un acerto porque os nenos o reciben moi ben". Por último, para la reflexión, Alberto (padre de Wen Long) añadió: "a veces, se puede pensar que los niños chinos vienen de lugares poco desarrollados; pero al ver sus ciudades con rascacielos, monumentos e infraestructuras, los niños y profesores se dan cuenta que realmente la aldea es esto".