Javier Losada Carballo, nacido en O Grove hace 38 años y actualmente residente en Chapela por razones laborales -está obligado a permanecer cerca del aeropuerto de Peinador- y Carlos Rodríguez Castro, vecino de A Guarda, de 40 años, han decidido emplear sus vacaciones en Gardacostas de Galicia para colaborar de forma totalmente altruista ayudando a los damnificados de una tragedia humanitaria como la que rodea a Siria y a los habitantes de este país que a través del mar Egeo buscan refugio en Europa, aún a riesgo de perecer en el intento.

Tripulantes como buzos u operadores de grúa desde hace una década en el helicóptero de vigilancia y salvamento Pesca I -con base en el aeropuerto vigués, perteneciente a Gardacostas y dependiente de la Consellería do Mar-, Javier Losada y Carlos Rodríguez son dos rescatadores profesionales con dilatada experiencia tanto en el aire como en el agua.

Y es ahí, en el mar, donde van a permanecer durante quince días a partir de esta misma semana para tratar de socorrer a los refugiados sirios que necesiten ayuda.

Javier Losada, al que todos conocen como "Xavi", se marcha mañana mismo hacia la isla griega de Samos, mientras que Carlos Rodríguez lo hará el día 30, en ambos casos para embarcarse en una de las naves que patrullan las costas de Grecia y Turquía en el Mediterráneo y el mar Egeo para socorrer a todos aquellos inmigrantes, sean del país que sean, que viajaban hacinados a bordo de pateras o naves en pésimas condiciones que no siempre llegan a destino.

No se trata de una de las muchas arriesgadas misiones que suelen realizar habitualmente debido al trabajo que desempeñan en la costa gallega y el Atlántico. Esta vez no hay relación contractual alguna, no hay un horario que cumplir y, desde luego, no tendrán las comodidades que pueden encontrar en sus casas al terminar cada jornada laboral.

Saben que en este viaje van a trabajar duro e incluso que tendrán que sufrir, que vivirán momentos de tensión y que, como siempre, pondrán en riesgo sus vidas. Pero los mueve lo más noble de la raza humana, la solidaridad, y el deseo de sentirse útiles a la sociedad mediante una acción totalmente personal y voluntaria.

No están obligados a nada y bien podrían permanecer impasibles frente al televisor o quizás limitarse a condenar y lamentar unos hechos que solo pueden tildarse de dramáticos. Pero son conscientes de que pueden ser de gran ayuda en Grecia y no se lo han pensado dos veces. Si intención es colaborar para tratar de evitar que se repitan imágenes tan dramáticas como la de Alan, el niño ahogado en una playa de Turquía, que prácticamente todos los lectores de FARO recordarán.

Voluntarios

Escenas así, aunque son muchas más las que pueden citarse, llevaron a los dos gallegos a contactar con una conocida organización no gubernamental que en su momento había pedido ayuda a la Asociación Europea de Nadadores de Rescate (Eurorsa, por sus siglas en inglés). Estos dos experimentados buzos, nadadores y rescatadores gallegos forman parte de dicha entidad, de ahí que se ofrecieran voluntarios "para prestar nuestros servicios y ayudar a la gente involucrada en una situación tan dramática como la que se vive en la actualidad con el éxodo de millones de refugiados sirios, pakistaníes, afganos, iraníes e iraquíes que naufragan en el extenso y basto mar debido a las malas condiciones en las que se encuentran las embarcaciones que les proporcionan las mafias".

Quien así se explica es el propio Javier Losada Carballo, a quien Carlos Rodríguez secunda al decir que se sintieron "obligados a aportar un pequeño grano de arena".

A través de Eurorsa ofrecieron apoyo a la ONG explicándole que su trabajo del día a día en Galicia a bordo del Pesca I no consiste solo en luchar contra el furtivismo o realizar labores de inspección pesquera, lucha contra la contaminación, detección de biotoxinas y similares, sino que también se dedican a salvar vidas, que a la postre es lo que se prestan a hacer ahora en el Mediterráneo.