Sólo cinco países asiáticos -China, Filipinas, Tailandia, Vietnam e Indonesia- son responsables del 60% de los plásticos que se arrojan cada año a los océanos y amenazan el ecosistema marino del globo.

Entre las cinco naciones suman 5,3 de los 8,8 millones de toneladas métricas que anualmente son vertidas al mar, y de los que hasta 3,53 millones corresponden exclusivamente a China, el gigante continental, apuntó en un informe la revista Science.

La principal razón por las que China, Indonesia, Filipinas, Vietnam y Tailandia sean los principales contaminantes de plásticos en el mar es su rápido crecimiento económico, con el consecuente aumento del consumo y de los desperdicios.

Otro informe de Ocean Conservancy, previo a la celebración mañana del Día Mundial del Agua, ni los sistemas de gestión de desperdicios ni las infraestructuras de reciclaje de estos países se desarrollan al mismo ritmo, por lo que una parte considerable de la basura acaba en el mar.

Uno de los efectos directos de la presencia de todo tipo de plásticos en los océanos es la muerte de un gran número de animales marinos por la ingesta o estrangulación debido a la cantidad ingente de bolsas, botellas, cánulas o tapones que hay en las aguas.

De acuerdo con datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU, unos 100.000 ejemplares de fauna marina mueren todos los años por ese motivo.

En el caso de Filipinas, se calcula que un 20 por ciento de los desperdicios plásticos llegan al mar, es decir, unas 550.000 toneladas al año.

"El reciclaje en Filipinas es prácticamente inexistente", explica a Efe Paeng López, representante de la Alianza Global Anti-incineración (GAIA, sus siglas en inglés), que aboga por una mejora en el sistema de procesamiento de basuras.

"Hay muchísimos puntos débiles en la gestión de desperdicios en Filipinas: desde la forma en la que se recoge, cómo se transporta y los vertederos a donde se llevan", dice López.

"Las posibilidades de que en todo ese proceso algún desperdicio llegue al mar son muy elevadas", agrega.

Para grupos como el Observatorio de la Fauna Marina de Filipinas, las estimaciones están por debajo de la realidad y hay fuentes de contaminación importantes que no se están teniendo en cuenta.

"No se habla por ejemplo de la cantidad de plásticos que echan al mar todos las embarcaciones que navegan constantemente de una isla a otra en Filipinas", explica a Efe AA Yaptinchay, el fundador de esta agrupación que defiende uno de los mayores tesoros filipinos: la gran variedad y riqueza de sus fondos marinos.

"Desde grandes transbordadores de pasajeros a los pequeños barcos tradicionales, ninguno tiene un sistema para deshacerse de sus desperdicios, así que la gran mayoría de ellos lo echan al mar directamente", señala Yaptinchay.

Otro problema que acarrea la contaminación de los océanos y que afecta en gran medida a la fauna marina, dice Yaptinchay, son las "microperlas", minúsculos trozos de plástico que se incluyen en algunos productos cosméticos y que algunos países, como EEUU, ya han prohibido por su efecto dañino al medioambiente.

"Las pequeñas microperlas son un gran problema que acaba en el mar y que puede llegar a ingerir hasta el plancton, con lo que acaba contaminando a toda la cadena alimentaria marina", afirma el activista.

La contaminación de plásticos no sólo afecta a incontables animales marinos, sino que en última instancia las sustancias tóxicas acaban en el organismo humano.

"Los químicos que se utilizan para fabricar los plásticos son ingeridos por los peces que al final nos acabamos comiendo nosotros", esclarece Yaptinchay.

Para el activista, Filipinas tiene las leyes necesarias para controlar que los plásticos no lleguen al océano, pero no está haciendo lo suficiente aplicarlas, algo que "al final afecta a todo el planeta".

"Las corrientes marinas hacen que los plásticos se desplacen con muchísima facilidad y por lo tanto no son solo nuestras aguas las que estamos contaminando, son las aguas de todos los países del mundo", señala.