La última entrega de la saga Star Wars debe parte de su magia a un vigués. Jacobo Barreiro, artista de efectos visuales en cuya filmografía también figuran Star Trek Into Darkness, Tomorrowland o Transformers: Dark of the Moon, trabajó en varios planos de la película, además de desarrollar nuevas herramientas tecnológicas que a día de hoy se utilizan en Industrial Light & Magic (ILM), el mítico estudio fundado por George Lucas en 1975 y hoy propiedad de Disney.

"Fue un reto por la cantidad de áreas que me tocó abordar. El hecho de tratarse de Star Wars añadió una capa extra de presión pero la recompensa ha sido mayor. Formar parte de una franquicia que ha tenido mucha influencia no solo en la forma de hacer cine sino en la cultura pop de mi generación y que además es la tercera película más taquillera de la historia a nivel mundial resulta gratificador", reconoce Jacobo (Vigo, 1976).

Antes de dar el salto a EE UU, trabajó para Zinkia en la primera temporada de Pocoyó, estrenada en 2005, y después en la gallega Bren Entertainment, donde participó en la película Donkey Xote y cambió la animación de personajes por la creación de escenarios y el desarrollo visual y técnico. "Estoy un poco desconectado del estado actual del sector en España pero sí sé que hay mucho talento. Aunque la industria aún no es comparable a la de otros países hay más proyectos interesantes ahora", opina.

Su currículo también incluye estudios de guitarra clásica y piano en el Conservatorio Coppelia y, tras su llegada a San Francisco en 2008, formó una banda con un cantautor de la ciudad: "Lo pasamos muy bien durante un par de años. Llegamos a grabar un álbum y hacer muchos directos. Ahora mismo, toco con amigos por diversión, aunque sigo escribiendo temas de vez en cuando y grabando y produciendo algunas cosas".

La música pasó a un segundo plano cuando Jacobo quiso aprovechar que se encontraba en la ciudad donde nació el estudio de efectos visuales "más reconocido y con más historia del mundo" para probar suerte. Se encerró durante tres meses para crear un portafolio de trabajos... "Y el resto es historia, supongo", bromea.

Su trabajo artístico en ILM consiste en crear entornos y escenarios totalmente digitales o extendiendo los filmados en cámara. En El despertar de la fuerza también trabajó directamente con el director de arte para concebir algunos elementos que aparecen en varios planos: "Tener en cuenta el lenguaje de Star Wars y hacer que tus ideas formen parte de ese universo fue una de las partes más enriquecedoras".

Jacobo se dedica además a la programación y su participación en la saga, de alrededor de un año, incluyó implementar nueva tecnología y facilitar que todos los artistas de la compañía pudiesen trabajar con ella. Este interés le ha llevado a cambiar de área y Ready Player One, el próximo estreno de Spielberg, fue su última película antes de empezar a colaborar con la división de Lucasfilm dedicada a la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías relacionadas con el entretenimiento visual.

Reconoce que en la vorágine diaria uno llega a olvidarse de que forma parte de un estudio cuyas producciones figuran cada año en las candidaturas técnicas de los Óscar. "Me considero realmente afortunado, pero realmente ha supuesto bastante trabajo y sacrificio. Por otro lado, estar rodeado de mucho talento te inspira a querer hacer más cosas y establecer nuevas metas. Pero el día solo tiene 24 horas y eso es un problema", lamenta.

Ha colaborado en varias ocasiones con el veterano Paul Huston, que entró en la empresa en 1975. "Ya estaba haciendo maquetas para el Episodio IV cuando yo aún no había nacido. Recuerdo que un día envió un email al equipo diciendo que había terminado su primer plano de su séptima película de Star Wars. Solo hay otra persona que puede decir algo así y es Anthony Daniels, el actor que interpreta a C-3PO. Además Paul es un tío estupendo y con la curiosidad de un niño".

Él se estrenó en ILM con la tercera entrega de Transformers -"Fue mi primera película y resultó difícil porque ponen toda la carne en el asador en cuanto a efectos visuales"- y también incluye Star Trek: Into Darkness entre los mayores retos superados. "Me tocó participar en la secuencia de la destrucción de la versión futurista de San Francisco y es uno de los proyectos de los que me siento más orgulloso", sostiene.

Jacobo admite que en la actualidad hay un "uso excesivo" de efectos visuales del que responsabiliza a los directores: "Ahora mismo casi todo es posible, se acostumbran mal y toman decisiones de última hora que no siempre mejoran el resultado final. También hay quejas por el coste pero los márgenes de los estudios son de risa, del 3-5%, a pesar de que en las 100 películas más taquilleras de la historia los efectos visuales tenían un factor clave. El sistema tan competitivo que provoca Hollywood genera pérdidas en muchas ocasiones y Rhythm & Hues, que ganó el Oscar por La vida de Pi, se declaró en bancarrota tras recoger el galardón".