Eres uno de los afortunados que tomará un avión para viajar muy, muy lejos en Semana Santa. Llevas semanas planificando tu aventura: hay que renovar el pasaporte, buscar alojamiento y determinar qué lugares no puedes dejar de visitar por nada del mundo. Quieres que todo salga a pedir de boca, pero cuando llegas al aeropuerto y vas a pasar el control de seguridad, te das cuenta de que no has tenido en cuenta los requisitos de seguridad y debes dejar en tierra buena parte de tus pertenencias... con el consiguiente lío de tener que deshacer la mochila y la pérdida de tiempo que eso conlleva.

Y es que cuando ya las conocíamos de memoria, el pasado 1 de marzo de 2015 entró en vigor la norma europea 2015/187 que cambió las reglas de funcionamiento del control de seguridad en los aeropuertos que tan bien nos habíamos aprendido.

A partir de este momento, los viajeros nos hemos visto obligados a pasar una nueva inspección con el fin de encontrar restos de explosivos. También con la entrada en vigor de la norma, móviles, ordenadores, cámaras y cualquier dispositivo eléctrico comenzaron a ser objeto de un control más minucioso.

El resto de exigencias generales no fueron afectadas: el tamaño máximo de los bultos que introduzcamos en cabina, su límite de peso y los elementos que podemos transportar en su interior siguen siendo los mismos.

Usualmente, las medidas máximas del equipaje de mano que las aerolíneas permiten se ajustan al estándar de 55x45x25 centímetros, aunque dependiendo de la compañía estas dimensiones varían entre un mínimo de 50x35x20 y un máximo de 56x45x25. En cuanto al peso tope admitido, volvemos a encontrar diferencias entre aerolíneas, pero todas consienten que la bolsa de mano pese entre los 8 y los 12 kilos. E incluso existe alguna aerolínea que no pone límite de peso alguno, como Iberia o Easyjet.

En cuanto al transporte de líquidos -y esta denominación engloba también a cremas, geles, espumas, aerosoles y similares-, los recipientes que llevemos no pueden superar los 100 mililitros de capacidad. Lo ideal es que guardemos todos estos botes juntos en una misma bolsa de plástico. Esta bolsa no debe superar el litro de capacidad y tiene que tener un sistema de cierre.

Las mayores novedades se dieron en lo que respecta a los aparatos electrónicos. A partir de la entrada en vigor de la nueva norma europea, ya no es el ordenador portátil el único aparato electrónico que debe pasar el arco de seguridad en una bandeja aparte. Todo terminal es objeto de ser inspeccionado: cámaras de fotos y videocámaras, tablets, reproductores mp3 y teléfonos móviles. Eso sí, desde 2014 se permite que estos aparatos funcionen durante el vuelo activando su modo avión.

Esta vigilancia especial afecta, del mismo modo, a los aparatos eléctricos. Planchas para el pelo, juguetes que posean componentes eléctricos, cepillos de dientes mecánicos… Estos artilugios también deberán ser presentados aparte del resto del equipaje en el control de seguridad.

Por descontado que cualquier elemento punzante o contundente que pueda ser utilizado como arma blanca queda prohibido, al igual que las armas de fuego y las sustancias químicas o tóxicas.