Justo hoy hace un año que Sara, una niña lucense que hoy tiene 10 años, pudo por fin ver reflejado en su DNI el nombre elegido por ella, un nombre femenino, que es el sexo que ella siente desde que tiene uso de razón, en lugar de Hugo, el nombre con el que sus padres la registraron al nacer. El auto dictado por la jueza Susana Vázquez Mariño aceptaba la solicitud formulada por los padres de Sara, convirtiéndose en el primer caso de Galicia de estas características y el número 12 de toda España.

Actualmente seis niños gallegos han conseguido que se apruebe su cambio de nombre en el Registro y en toda España lo han hecho treinta y dos.

La madre de Sara, Cristina Palacios, es la presidenta de la asociación de menores transexuales Arelas en Galicia. "Los niños tienen que tener los mismos derechos que los adultos a ser quienes son; no es aceptable para ellos tener que esperar a los 18 años para que en el papel ponga su verdadero género", destaca Palacios, al tiempo que recuerda que a los niños les genera "muchos malos ratos" que en sus documentos aparezca el sexo contrario. "Es fantástico que el Supremo comience a cuestionar que es inconstitucional, porque realmente estamos hablando de derechos humanos", añade Palacios.

Por su parte, desde la asociación nacional Chrysallis aseguran en estos momentos "no existe un criterio común y la decisión queda en manos de cada juez". Por ello, exigen que la legislación registral "prevea expresamente a los menores transexuales, para permitirles, tanto el cambio de nombre como la rectificación del sexo".