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"En el Tíbet descubrí lo horrible de que te falte el oxígeno y comprendí mejor a mis pacientes"

"Realmente allí descubrí lo que sienten y sufren nuestros pacientes de cáncer de pulmón y los trasplantados, cuando llegan a la operación con una salud tan deteriorada. Me gusta siempre meterme en la piel del enfermo para entenderlo mejor y quería subir hasta allí (por la base del Everest) para darme cuenta de lo mal que se pasa. A 5.000 metros aceleré la marcha para ver una casa y pensé que moría? No me llegaba el oxígeno. Fueron como dos minutos en los que lo pasé fatal y me acordé de los pacientes que trasplantamos y los entendí mejor a nivel terapéutico". En las grabaciones en el campo base del Everest, Diego ya se ve fatigado. "En estos momentos me siento orgulloso de pertenecer a un equipo de trasplante de pulmón como es el de A Coruña y dar calidad de vida a esas personas que lo pasan tan mal".

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