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La Luna, el sexto continente

El satélite podría albergar una colonia en el plazo de veinte años - "Es un proyecto viable", afirma el divulgador gallego Jorge Mira, para quien la radiación solar y las temperaturas extremas son los mayores riesgos

Parece ciencia ficción, pero no lo es. La Luna podría ser habitada dentro de dos décadas. Y la Agencia Espacial Europea (ESA) está dispuesta a inaugurar allí la primera colonia humana. Una cúpula hinchable, similar a la de la película "Marte" de Ridley Scott, albergaría a los colonos. Esta construcción protegería a sus habitantes de la radiación solar y generaría una atmósfera artificial que les permitiría no solo moverse sin el traje de astronauta, sino también plantar vegetales para su consumo, por lo que serían autosuficientes. Al menos así lo anunció esta misma semana la nueva dirección de la ESA, que ya trabaja con el Centro Europeo de Astronautas en el desarrollo de esta base permanente que acercaría a la humanidad al espacio estelar.

"El proyecto es absolutamente viable y la Luna, como base intermedia para el lanzamiento, es bastante idónea. Sería como una estación orbital gigantesca", asegura el físico, investigador y divulgador científico Jorge Mira.

Una base de operaciones en el satélite terrestre, a solo cuatro días de viaje de la Tierra, no solo facilitaría los lanzamientos, sino que los abarataría. "La principal ventaja de la Luna es que tiene un sexto de la gravedad de la Tierra, por lo que una base permanente allí acabaría con el mayor problema de las misiones espaciales: desprenderse de la atracción gravitatoria de la Tierra. El lanzamiento, sin duda, es mucho más sencillo desde la Luna que desde la Tierra", explica el catedrático de Electromagnetismo de la Facultad de Física de la Universidad de Santiago de Compostela (USC).

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Y también es viable económicamente. "Si no se creyera que puede dar beneficios, desde luego no se haría. Sin embargo, sabemos que hay minerales como el tritio, muy valiosos para la fusión nuclear, como el", remarca el divulgador gallego. Además, hay hielo, lo que permitiría cubrir una de las necesidades básicas, y materias primas para emplear en la construcción de edificios para albergar a los colonos. "Todos estos recursos garantizarían la subsistencia", opina Mira.

Una colonia lunar parece menos extraño si se tiene en cuenta que el hombre ya paseó por la Luna, hace 46 años. Sin embargo, desde ese histórico 20 de julio de 1969, las misiones a la Luna perdieron interés. Mira asegura que la razón es la misma que por la que ahora vuelve a acaparar la atención de las agencias espaciales: económica. "El programa Apolo era una cuestión de prestigio político y nacional en plena guerra fría, pero consumía muchos recursos. La misión Apolo de Kennedy supuso un 3% del Producto Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos, una animalada", explica.

¿Qué ha cambiado para que la Luna vuelva a ser un destino interesante para la investigación? Para Mira está claro: "La oportunidad de explorar el cinturón de Asteroides [una región del Sistema Solar comprendida aproximadamente entre las órbitas de Marte y Júpiter], porque parece que ahí hay minería, metales preciosos y recursos impresionantes. Y si la misión es rentable económicamente parece lógico que se invierta en la Luna, que está razonablemente cerca de la Tierra y desde donde es más sencillo realizar los lanzamientos. Y también la Luna está llena de recursos", alega.

Además, el viaje a la Luna está exento de la mayoría de los peligros que supondría enviar una misión tripulada a Marte, según la ESA. Primero, su duración, solo cuatro días y no seis meses, por lo que la exposición a la radiación solar y cósmica de los astronautas sería mucho menor y también los efectos de la microgravedad durante el viaje. Otra cosa será una vez que estén en la superficie lunar. "La Luna no está protegida por una atmósfera, por lo que el principal inconveniente es la radiación solar, sobre todo la ultravioleta. Se podría salir al exterior de forma muy puntual, con el traje de astronauta, que van preparados para proteger de la radiación, pero debajo del traje puedes estar unas horas, unos días, pero no meses o un año como se pretende. De ahí la importancia de construir una capa que permita crear un entorno habitable", explica Mira.

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