Ingiriendo de golpe un bote entero de pastillas homeopáticas quisieron demostrar hace un año y medio los miembros de la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico (ARP) de Santiago -organización formada por médicos, científicos y docentes- la inocuidad de estos productos y mostrar su rechazo hacia que el Ministerio de Sanidad regule que se puedan vender como medicamentos en farmacias. "La homeopatía es un fraude y no funciona porque no puede funcionar ya que el principio activo es tan ínfimo y está tan diluido que no tiene absolutamente ningún efecto", asegura el médico Manuel Castro, del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña y miembro de ARP.

El médico -que aplaude que se retire el máster de homeopatía de la Universidad de Barcelona y de todas aquellas que lo impartan todavía, "algo que no tiene nada que ver con la libertad de cátedra", destaca- explica que el efecto placebo es el único que se puede adjudicar a estos medicamentos. "Algunas personas que los toman creen que mejora su estado de salud, pero es simplemente porque era una dolencia que tenía que desaparecer por sí sola o produce un efecto beneficioso porque el que la toma está convencido de ello, ya que se lo ha recetado un médico o se lo han vendido en una farmacia, o porque su proceso crónico estaba en un punto tan alto que lo normal era que descendiera", añade Castro.

Además, el médico de esta sociedad recuerda que "la mayoría de estos medicamentos están en situación de alegalidad". "No es lógico que el ministerio legalice estos productos cuando no hay estudios científicos que avalen sus efectos; esperamos que no vaya adelante ese proceso", concluye.