Los jóvenes españoles no dejan el nido familiar hasta que rozan la treintena, pero a los 16 años Sara Parcero (Moaña, 1992) ya tenía claro que era su "momento ideal" para iniciar una "aventura" en EE UU. Realizó los dos últimos años de Bachillerato en un centro de Nuevo México integrado en la red de Colegios del Mundo Unido y ya se quedó en el país para cursar un doble título en Ciencias Políticas y Estudios Internacionales en el Macalester College de Minnesota, la misma universidad en la que se graduó el exsecretario general de la ONU Kofi Annan. Desde que acabó sus estudios en 2015 trabaja en una organización sin ánimo de lucro para la prevención de abusos a menores y acaba de ser fichada por la demócrata Patricia Torres, la primera senadora hispana en la historia de Minnesota.

"Es una noticia magnífica y trabajaré con ella los próximos meses. Siempre me interesó conocer otras lenguas y convivir con culturas diferentes. Mis padres tenían incluso más claro que yo que me iría y en EE UU he tenido oportunidades que no disfrutaría ni en sueños en Europa. Es increíble lo que este país invierte en la gente joven. Desde que llegué aquí, he estudiado gracias a las becas, a pesar de ser extranjera. Y mi universidad cuesta unos 62.000 dólares al año. Me gustaría ver esta mentalidad en España, donde no hay esta apuesta y los jóvenes tienen que emigrar", lamenta.

Durante la carrera, Sara se especializó en Derechos Humanos y Humanitarismo y participó en un programa para estudiantes de la ONU que la llevó a la sede de Nueva York como integrante de las delegaciones de Libia y Perú, siendo distinguida por ambas intervenciones. En su etapa universitaria inició también una colaboración con la Cruz Roja que mantiene a día de hoy. Participó en un programa para restablecer el contacto entre familiares separados por guerras o debido a desastres naturales en diferentes países y en otro dirigido a la población latina, que le ha valido varias nominaciones de premios al voluntariado.

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"Son una comunidad muy grande, sobre todo, los que proceden de México, y la mayoría no habla inglés. Participé en talleres para ayudarles y en la formación de nuevos voluntarios. Y sigo trabajando en este proyecto", señala.

A pesar de la importancia de la población hispana el conocimiento sobre nuestro país en Minnesota es más bien escaso. "En la universidad hay cuatro profesoras de español, que son mis madres aquí, y un profesor. Pero la gente en general solo conoce los tópicos de toros, fiesta y olé. Yo defiendo muy bien la tierra y ya he conseguido que dos alumnas a las que doy clase de español quieran visitar Galicia", asegura entre risas.

Al poco tiempo de graduarse, Sara ya comenzó a trabajar en una organización enfocada en prevenir los abusos a través de la educación. Sus programas involucran a padres que han pasado por esta experiencia o que la sufrieron de pequeños y quieren evitar repetir estos comportamientos. También incluyen grupos de mentores en los que progenitores que ya están preparados para volver a la comunidad ayudan a otros que quieren recuperar a sus hijos y tener unas condiciones de vida adecuadas.

Aunque Sara no trata cara a cara con estos padres asegura que hay días "muy duros": "El campo de los derechos humanos siempre lo es y a veces te vienes abajo. Ésta es la historia real de una pequeña organización que quiere hacer grandes cosas y por eso cada uno de nosotros acaba haciendo y aprendiendo de todo. De cara al futuro me va a valer de mucho".

La moañesa destaca que los estadounidenses están "muy involucrados" en el trabajo de las ONG. "Hay muchísima gente que dona, sobre todo en este estado, donde la tasa de desempleo es solo del 2,7%. En España no forma parte de nuestra cultura, pero aquí cuando se compran los regalos de Navidad, por ejemplo, se hace una donación. Es parte del ritual de fin de año", comenta.

Cumplida la primera parte de su sueño, Sara ya prepara su siguiente reto, trabajar en el ámbito de la diplomacia en Washington o Nueva York, bien en una ONG o en alguna de las agencias de la ONU. En primavera prevé trasladarse a la costa este en pleno proceso de primarias.

"Es muy interesante vivir unas elecciones aquí. Todo es muy intenso y la gente es muy abierta a mostrar sus preferencias políticas. Por la universidad y los estudios que he realizado me decanto por los demócratas. Me gustan cosas de Clinton y también de Sanders. Ella lleva muchos años en política y sabe lo que la gente quiere escuchar, mientras que él es increíblemente honesto y directo, lo que no es común en política. Pero si gana Trump ¡me marcho a Canadá!", bromea.