La popularísima muñeca Barbie se ha sumado al movimiento curvy al mostrarnos un cambio radical de su hasta ahora finísima figura. Así, después de 57 años, Mattel rompe con la tradición y lanza al mercado una nueva colección en la que las muñecas adquieren curvas, hay modelos bajitas y altas y tienen una gran variedad de colores de piel y pelo (nada menos que 22 colores de ojos y 24 tipos de pelo), con lo que se acercan mucho más a la realidad. En primavera se pondrán a la venta.

En la portada que le ha dedicado la revista Time a la inclusión de nuevos modelos de cuerpo en la colección, la muñeca se hace la pregunta "¿Podemos ya dejar de hablar de mi cuerpo?". La revista explica que estos cambios reflejan los cambios en los cánones de belleza americanos.

"Está claro que la imagen física que vemos en los medios de comunicación y que los niños interiorizan desde pequeños es importante a la hora de aceptar el cuerpo propio. Por ello creo que mostrar solo los extremos es perjudicial", explica Marián García Míguez, directora de A.B.A.P., la Asociación de Bulimia y Anorexia de Pontevedra.

Sin embargo, no consideran que el fenómeno curvy sea especialmente beneficioso para las personas que sufren trastornos alimentarios. "Igual que no es bueno que desfilen chicas anoréxicas, tampoco lo es que lo hagan otras que pesan 90 kilos porque, en la mayoría de los casos, son mujeres que sufren el trastorno por atracón, por lo que apoyar estas campañas", apunta la psicóloga.

Las pasarelas de moda, añade, "deberían de mostrar a personas de todo tipo de peso, pero siempre en los estándares de salud".

La responsable de la asociación asegura que en el camino de mostrar una imagen más real de la mujer aún queda mucho por recorrer. "Se mantiene que la mujer debe ser eternamente joven y conservarse delgada, mientras que en los hombres no está mal visto que muestren sus canas y su barriga", ejemplifica.

Sin embargo, la psicóloga no echa toda la culpa del mantenimiento de estos cánones a los medios, sino también a las propias familias. "Todos somos partícipes del fomento de la delgadez", concluye.