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Adiós en Tomiño a la modista de Dalí

La catalana María Soto Álvarez, que hubiese cumplido 106 años el próximo 23 de marzo, vivía en una residencia del rural tomiñés, en donde hasta hace dos años le gustaba observar las ovejas desde el jardín

Salvador Dalí

María Soto Álvarez descansa. Era una encantadora anciana, todo amabilidad y delicadeza, que el 22 de marzo de 2014, un día antes de su 104 aniversario, explicaba su increíble historia como modista del universal pintor Salvador Dalí Domènech, sentada en una de las salas de Residencial Tomiño, lugar donde fallecía ayer a los 105 años de edad y que eligió para vivir después de dejar su casa de Figueres (Girona).

Su memoria, entonces muy viva, le permitió relatar el vínculo que la unió, durante décadas al genial artista. El cuidadoso trabajo de costurera que realizaba María Soto Álvarez para un comercio de la localidad gerundense, hizo que el pintor encargase expresamente que fuese ella quien confeccionase a mano toda su ropa interior.

La tela que utilizaba era batista, muy suave y delicada. Detallaba la anciana en 2014 que "hice para Dalí camisolas largas para dormir, calzoncillos y camisas de vestir". Se acordaba de detalles tan peculiares como la abertura que tenían por detrás las prendas, cerradas con 33 botones de color blanco, con 33 ojales, todo hecho a mano por la pulcra costurera.

La mujer centenaria que ayer dejó este mundo, no llegó a hablar nunca con el pintor, pero sí acudió, en enero de 1989, hasta la capilla ardiente instalada en Torre Galatea de Figueres, donde pudo ver que el cuerpo embalsamado de su excéntrico cliente llevaba puesta ropa hecha por ella.

Salvador Dalí vivió como una lenta agonía durante años por la muerte de su esposa Gala. Cuando enfermó y residía en el castillo de Púbol, sólo se vestía con camisones hechos por la costurera que tenía manos de oro, esas tan delicadas y cuidadas que en Tomiño movía como si fuesen alas, mientras desgranaba sus recuerdos. La mujer de pequeña figura llegó a contemplar, con su hija Josefina, actos protagonizados por Dalí, en los que se presentaba al público con su extravagante personalidad.

Durante su vida el Figueres, María Soto Álvarez fue más de una vez protagonista en televisiones catalanas por esa relación peculiar con el artista. Siguió en su casa de esta localidad, donde había nacido, cuidándose ella sola de las tareas diarias, hasta que la salud comenzó a fallar. Tenía 101 años cuando dejaba todo lo conocido para llegar al lugar de Tomiño donde la han cuidado hasta el final.

El año pasado, cuando celebró su 104 cumpleaños, seguía manteniendo su aspecto impoluto, con las manos muy cuidadas. Las fuerzas ya no eran las mismas que en 2014, pero sí conservaba la sonrisa y la alegría de la vida por lo bueno que tenía alrededor. Ella contaba lo bien que se sentía al contemplar desde el jardín a las ovejas pastar en el campo. El 2014 todavía disfrutaba con su plato preferido: el cocido, y también la empanada.

A las doce horas de hoy, sus restos saldrán desde el Tanatorio de Pompas Fúnebres de Tomiño a la iglesia parroquial de Santa María de Tomiño, donde se oficiará una misa de cuerpo presente. Seguidamente se procederá a su traslado a Figueres, como informan sus nietos Helena, Juan José y Nerea; y su biznieta Mar. Adiós a la modista que regaló comodidad a Dalí.

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