La mitad del pescado consumido en todo el mundo procede de la acuicultura, un sector que en Europa crece cada año pero al que todavía queda un gran margen de mejora -la producción en granjas solo supone un 20%- La cría es la solución para no agotar los recursos naturales del planeta y uno de sus principales retos pasa por la sostenibilidad. Dinamarca es uno de los países líderes en nuevas tecnologías y los ingenieros del Instituto Nacional de Recursos Acuáticos (DTU Aqua) diseñan avanzados sistemas como los que permiten la recirculación del agua para reducir el impacto de las explotaciones. Pero también hay biólogos que estudian cómo estos avances afectan a los animales. "Empieza a despuntar la acuicultura orgánica y para contar con esta etiqueta, los peces deben ser cultivados prácticamente sin antibióticos ni desinfectantes en los tanques y gozar de un determinado bienestar. Esto es un desafío ya que son susceptibles de sufrir muchas enfermedades", destaca el investigador Manuel Gesto (Vigo, 1979).

Tras estudiar Ciencias del Mar y doctorarse con una tesis sobre los efectos de la marea negra del Prestige sobre el sistema nervioso de los peces, trabajó en 2009 y 2010 en el CIMAR de Oporto y después en Canadá antes de regresar al Laboratorio de Fisiología Animal del campus olívico. "Fui concatenando contratos temporales durante casi 3 años, pero sabía que me tendría que ir fuera, como casi todos los investigadores de mi generación. Y tuve mucha suerte de encontrar un empleo en Dinamarca. Además es indefinido, lo que es poco habitual incluso en otros países con un buen sistema de I+D", reconoce.

El DTU Aqua pertenece a la Universidad Técnica de Dinamarca y cuenta con una sección centrada en la acuicultura cuyas instalaciones se encuentran en Hirtshals, una pequeña localidad pesquera al norte del país. Manuel acaba de cumplir su primero año en el centro y participa en dos proyectos financiados por el gobierno danés y la UE.

El primero de ellos está relacionado con la trucha arco iris, involucra a granjas danesas y busca un sistema que permita seleccionar los ejemplares más adecuados: "Se trata de detectar desde que son alevines cuáles son más resistentes a las enfermedades y el estrés porque su genética natural los hace adaptarse mejor a vivir en cautividad".

El segundo proyecto, Win-Fish, incluye a investigadores de Suecia, Francia, Italia y España y añade otras especies como la dorada, la lubina y el salmón. "Estudiamos su bienestar teniendo en cuenta la 'personalidad' de cada ejemplar. Queremos ver si al separar los peces según su forma de ser todos pueden crecer lo mismo y las productividad de la planta es mayor. La trucha, por ejemplo, es muy territorial y algunos peces acaparan la comida y el espacio mientras otros crecen menos. Lo que hacemos es poner a los dominantes en otro tanque ", explica Manuel.

Dentro de esta iniciativa también buscan indicadores de estrés que eviten la toma de muestras de sangre o el tejido de los peces: "El objetivo es identificar si un grupo está incómodo o estresado simplemente observando a los peces exteriormente o con biocámaras submarinas. Nadar de forma errática o de manera más intensa podría ser una señal".

Estos estudios tienen una gran prioridad para Dinamarca, que se ha fijado como objetivo el crecimiento sostenible del sector. "La regulación es muy estricta y esto provoca quejas de las granjas. Está muy limitada, por ejemplo, la cantidad de desechos que se puede generar. El agua tiene mucha carga orgánica y es bastante contaminante, por eso en el DTU Aqua se trabaja en sistemas de recirculación", explica.

Las investigaciones que realiza el fisiólogo vigués también tendrían una rápida aplicación en Galicia y en el resto de España, una de las economías europeas con mayor producción acuícola junto a a Francia y Reino Unido. "El problema es que se destina poco dinero y no hay implicación de las instituciones. En Dinamarca, la universidad trabaja mucho con la industria, algo que es difícil de ver en nuestro país. Además en mi centro trabajamos investigadores con distinta formación pero el mismo objetivo y esto genera más oportunidades de cooperar y de obtener mejores resultados", defiende.

Las elecciones coincidieron con su regreso a Vigo para casarse con su pareja, Soledad, así que pudo votar. La cultura danesa del pacto, que muchos españoles han conocido a través de la serie Borgen, se ha puesto sobre la mesa a menudo en las últimas semanas. "Ahora hay un gobierno de derechas, pero los políticos no deshacen lo que hicieron los otros, sino que negocian para llegar a acuerdos. En España el ambiente es de crispación", compara.

El DTU Aqua suma unos 60 empleados y un ambiente muy internacional. "Ahora mismo soy el único español, pero hemos tenido algún estudiante. Hay alumnos de todos los países europeos, de África y de China. Es un ambiente muy motivador", destaca Manuel, que una vez a la semana coge un avión a Copenhague para impartir clase en un máster. "Además de ser una educación gratuita, forman a la gente para trabajar, algo de lo que adolece la española", compara.

El vigués vive con su mujer en la ciudad cercana de Hjoring y encuentra a los daneses "amables y simpáticos": "Aunque el nuevo gobierno quiere cerrar la puerta a los inmigrantes, son muy abierta en general. Parecen crudos en su trato, pero son buena gente".