Su capacidad para prevenir hipoglucemias es lo que más valoran los profesionales sanitarios españoles de los tratamientos antidiabéticos. Así lo ponen de manifiesto los datos del primer estudio en el que se ha preguntado a médicos de familia y endocrinólogos sobre sus preferencias por los diferentes beneficios asociados a los tratamientos para la diabetes de tipo 2, la que padecen entre el 90% y el 95% de las personas con esta patología.

En palabras del presidente de FEDE, Andoni Lorenzo, "la diabetes sigue creciendo y las hipoglucemias son el principal riesgo que conlleva la convivencia diaria con esta patología". Las hipoglucemias se definen como la disminución de los niveles de glucosa en sangre por debajo de límites normales, convencionalmente por debajo de 70 mg/dl. La glucosa es el "combustible" del organismo. Un mínimo nivel de la misma es esencial para que, entre otras cosas, las neuronas funcionen correctamente.

Las personas que presentan diabetes tienen un exceso de glucosa en sangre, pues su páncreas no segrega insulina o esta no actúa de manera adecuada, y la insulina es la hormona que permite que la glucosa penetre en las células. Cuando los pacientes que se tratan con insulina u otros fármacos hipoglucemiantes no compensan su efecto reductor del nivel de glucosa con la ingesta de suficientes hidratos de carbono o hacen demasiado ejercicio, puede producirse una hipoglucemia. Se estima que estos episodios suponen al sistema sanitario un coste de 3.500 euros por absentismo laboral del paciente.