Su primera experiencia en las Antípodas duró solo unos meses, aprovechó una beca para aprender inglés y tiró de sus ahorros con la intención de disfrutar de la que podía ser su única oportunidad de conocer Australia. Pero la crisis y la falta de oportunidades en España le hicieron volver sobre sus pasos. "Soy biólogo y siempre había querido venir aquí. Todo lo que es mar y naturaleza me llama. Mi regreso a casa coincidió con lo peor, en marzo de 2009, y durante casi un año estuve buscando trabajo. Finalmente lo encontré en el grupo de Bioprocesos del campus de Vigo pero me surgió la oportunidad de hacer el doctorado en la Universidad de New South Wales y llevo en Sydney casi 5 años", explica sobre su trayectoria.

Licenciado en la universidad olívica, máster en Microbiología por la Autónoma de Madrid y con una estancia en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, Xabier Martínez (Vigo, 1984) pertenece al Laboratorio de Diversidad Molecular Microbiana de New South Wales, una de las mejores universidades australianas e integrante del club de las 50 mejores del mundo.

Durante su trabajo de tesis, secuenció el genoma de varios hongos hasta entonces desconocidos y que se encuentran en la explotación de uranio de Ranger, la segunda mayor del mundo. En concreto, en los depósitos de descartes de poca calidad. Además planteó sus posibles aplicaciones a la biominería, una alternativa a la tradicional extracción de metales que utiliza microorganismos para evitar el daño al medio ambiente.

"Seguramente es la primera vez que se estudia la capacidad de absorción del uranio de unos hongos con una tolerancia extrema. Y este potencial podría aplicarse a la biorremediación de aguas contaminadas. Además, también vimos en el estudio que si estos microorganismos proliferan demasiado pueden disminuir el rendimiento de la mina, de ahí que sea importante tenerlos en cuenta", apunta.

Poco después de obtener su doctorado, el vigués se incorporó a un proyecto vinculado al cementerio radioactivo Little Forest Legacy Site (LFLS), a unos 150 kilómetros de Sydney: "A finales de los 60 y también en los 70 se clausuraron programas de investigación nuclear en todo el mundo y en Australia los residuos se enterraron en unas trincheras excavadas sobre una zona cubierta con una lámina de arcilla impermeable. El problema es que estos depósitos tienen 50 años y se ha visto que cuando llueve el agua se desborda y fluye por el suelo. Por eso hay que evaluar la posible movilidad de contaminantes y cómo éstos pueden comportarse para poder limpiar toda la zona dentro de 5 o 10 años".

Estos almacenes albergan uranio y plutonio, entre otros metales, así como compuestos orgánicos que pueden resultar nocivos. La aportación de Xabier consiste en el estudio metagenómico de comunidades microbianas dentro de una de las trincheras con mayor concentración de plutonio. Su objetivo es determinar qué influencia pueden tener dichos organismos en la movilidad de contaminantes y cuál es su comportamiento durante periodos de lluvia y de sequía.

Tiene contrato hasta finales de marzo, de forma que ya está buscando ofertas para poder quedarse en Australia. "Lo de volver a España estaría muy bien, principalmente por la familia, pero a nivel profesional, después de tantos años invertidos para llegar hasta aquí, sería casi un suicidio laboral. Además tampoco hay muchas opciones para regresar", lamenta.

Con la intención de aplicar su experiencia y contactos a la transformación del sistema de I+D español, Xabier y otros cerebros españoles, entre ellos la también viguesa Ana Vila, fundaron el año pasado la asociación sin ánimo de lucro SRAP (Spanish Researchers in Australia-Pacific). "Una de nuestras metas principales es crear una red de investigadores que también actúe como un lobby junto con otros colectivos similares de otros países para tener un poco más de voz y presionar al Gobierno o, al menos, intentarlo", destaca.

El microbiólogo, uno de los numerosos españoles que no pudieron votar desde la diáspora para el 20-D, no se atreve a aventurar qué pasará con la ciencia. "Incluso si sale algo adelante, cualquier pacto que se consiga lo tumbará después otro gobierno. Es lo que ha pasado hasta ahora. Cuando Corea del Sur modificó su sistema de I+D tras la II Guerra Mundial tenía claro que debía desvincularlo de gobiernos o partidos porque necesita estabilidad. Los políticos en España se llenan la boca hablando de conocimiento pero después reducen fondos y no son constantes con las convocatorias a pesar de que la vida de los investigadores depende de ellas", critica.

Por eso desde SRAP se trabaja en una "asociación de asociaciones" que tenga sede en nuestro país y ejerza como "núcleo de presión y ariete contra estas políticas que ponen la zancadilla al progreso de la ciencia en España".

Buscan enriquecer con su perspectiva el ecosistema en el que se formaron y ya han tenido los primeros contactos con el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) del Ministerio de Economía para impulsar la cooperación entre universidad e industria: "Queremos que las empresas españolas que han venido a Australia en los últimos años conozcan los centros de investigación del país e introduzcan en su cultura interna esta mentalidad de colaboración".