Un grupo de voluntarios de Vigo y Santiago, la mayoría pertenecientes o vinculados al mundo de la sanidad, se forma para acompañar al paciente paliativo en el trance de la muerte, un momento que causa a muchos enfermos un dolor añadido debido al ocultamiento de la proximidad de la muerte. La enfermera viguesa Mariela Acuña es una de estos voluntarios. "Personalmente, me interesan mucho los cuidados paliativos y creo que no morimos bien. Mi deseo sería que en Galicia hubiera un sitio para el bien morir", asegura esta enfermera.

"Hay mucho miedo a hablar de la muerte y esto hace daño al enfermo, que oculta lo que siente para que su familia siga pensando que no sabe que se está muriendo y no hacer que se sienta mal", explica Acuña.

Movida por esta inquietud, ella y sus compañeros se pusieron en contacto con la Fundación Vivir un Buen Morir (VBM), organización sin ánimo de lucro que preside la especialista en Salud Mental Mar López. Ella es quien está guiando al grupo gallego en el acompañamiento de la persona moribunda porque para morir bien, es imprescindible, sostiene esta experta, la aceptación plena del momento de la muerte.

"El momento de morir es tan importante como la vida misma, una experiencia única e irrepetible para la que tienes que estar preparado", afirma Acuña. Sin embargo, lo habitual es que se evite abordar el tema y que se tienda a ocultar el hecho a la persona en trance de morir.

Ese miedo a la muerte o la incapacidad de enfrentarse al proceso en sí también hacen que la familia prefiera que el deceso se produzca fuera de casa, aunque este no sea siempre el deseo del enfermo. "Lo realmente importante es que se permita al enfermo decidir cómo y dónde desea hacerlo. Sin embargo, el enfermo no siempre tiene capacidad de elección", explica.

Por ello, uno de los objetivos del grupo gallego, que adoptará el nombre de Anam, será dar a conocer el documento de voluntades previas, que garantiza el respeto a la forma de morir elegido libremente por cada persona. Asimismo, colaborará con VBM desde Galicia organizando formaciones a personas interesadas en el acompañamiento en el momento de la muerte y charlas para romper con los tabúes que rodean la muerte.

El grupo gallego comenzó a reunirse el pasado año y en estos momentos se encuentra en proceso de constitución. De momento, lo forman ocho personas.