Los agentes encargados de la investigación del caso de las monjas indias supuestamente retenidas en un conventomonjas indias supuestamente retenidas de clausura de Santiago advirtieron en sus diligencias de la existencia de "amenazas veladas" con una posible deportación a su país de origen si abandonaban la congregación y destacaron que la prolongada convivencia en este recinto había "afectado" su voluntad.

Según han confirmado fuentes próximas a la investigación a Europa Press, los agentes que acudieron el pasado sábado hasta el convento de las Mercedarias de Santiago reflejaron en sus escritos que las monjas estaban condicionadas por el "aislamiento del exterior", por la realización de un "trabajo excesivo" y por la "influencia" que en ellas ejercían sus superioras en el convento.

De hecho, tras entrevistarse con ellas, apuntaron que esta "influencia" parecía haber "afectado" su capacidad de decisión y la forma en la que entendían la vida en el convento, algo que trasladaron a la jueza.

Del mismo modo, apreciaron que las mujeres eran víctimas de "amenazas veladas" con ser deportadas a la India si dejaban la institución y que eran "privadas de su documentación personal", que los agentes tuvieron que requerir a la congregación cuando las monjas decidieron abandonar el recinto.

La idea de que pudiesen ser deportadas a la India viene reforzada por dos casos previos que ahora también investiga la magistrada del Juzgado de Instrucción número 1 de Santiago, que analiza los motivos que llevaron en 2011 a la deportación a la India de dos monjas de la misma congregación que tenían permiso de residencia.

Una "entrega radical"

El Arzobispado de Santiago ha rechazado de forma contundente que ninguna de las monjas que había solicitado dejar los hábitos estuviese retenida, y apunta a que se estaba llevando a cabo un proceso de "dispensa de votos" todavía por concluir cuando se produjo el operativo policial.

En relación a las condiciones de vida de las monjas narradas por los agentes, el Arzobispado ha recordado que la clausura supone una vida "peculiar" caracterizada por una "entrega radical", con "austeridad, rotación en los trabajos comunitarios, oración" o "tiempos de silencio".

"El modo de vida propio de la clausura, de antigua tradición en la Iglesia, puede resultar no fácilmente comprensible para quienes desconocen las singularidades de esa concreta vocación", apuntan desde el Arzobispado compostelano, al tiempo que destacan que las condiciones no van "más allá" de lo "asumido y aceptado" por las religiosas al entrar en la orden.

Esta entrada, recogen, es una "opción libre, meditada e informada" que cuenta con un proceso de ingreso mínimo de "cinco años", de modo "que nadie se sienta impelido a asumir esa condición sin la suficiente madurez y criterio". En el caso concreto de estas religiosas, recuerdan que llevaban "entre 15 y 17 años" residiendo en este convento.

En todo caso, el Arzobispado señala que las monjas que habían solicitado dejar el convento lo barajaban desde el pasado verano y que el 21 de enero se había remitido la documentación para obtener el "rescripto" de la Santa Sede, tras lo cual podrían abandonar la clausura.

Aunque las fuentes consultadas no han precisado el periodo en el que podría haberse emitido esta respuesta, el propio Arzobispado ha informado del caso de otra monja india que hace "dos años" solicitó la exclaustración y cuyo proceso concluyó en marzo de 2015, esto es, pasado un año.