Su aislamiento, junto a la confluencia en la zona de corrientes del norte de Europa y de África, convierte al Banco de Galicia en un auténtico paraíso donde pueden contemplarse desde exóticos arrecifes de coral hasta especies casi desconocidas como la esponja carnívora de la Antártida.

Así, los biólogos marinos que han participado en las distintas campañas de investigación realizadas en la zona en los últimos años han podido constatar la presencia, entre otros, de colonias de coral blanco de agua fría, más habituales en el norte de Europa, también corales bambú -una especie de crecimiento lento que solo habita zonas bien conservadas-, o corales negros, coloniales o solitarios como el Desmophyllum.

Pero además, crustáceos pelágicos como el Cystisoma sp o el Gnatophausia zoea, que en otras zonas se miden en milímetros, aquí pueden agigantarse y alcanzar varios centímetros.

Pero el ecosistema del Banco de Galicia incluye también especies "raras" o poco conocidas, como la esponja carnívora ya citada, o de morfología atípica como el erizo de lápices (Cidaris cidaris).

Tiburones de profundidad y múltiples cetáceos completan la población de esta "isla" frustrada que nunca llegó a emerger del océano y que es, en sí misma, todo un tesoro.