El sector servicios, y el turismo en particular, son el motor de la economía. Y también un buen termómetro para evaluar el contexto económico. Eso explica que durante los años de crisis el turismo gallego tocase fondo en ocupación, precios e ingresos bajo mínimos, una situación que llevó a números rojos a gran parte de los más de 1.500 hoteles de la comunidad. La recuperación de la economía permitió que el año pasado Galicia alcanzase máximo histórico de viajeros al superar por primera vez los cuatro millones de visitantes, lo que permitió a los empresarios cerrar el ejercicio con la ocupación más alta desde el inicio de la crisis.

Pero este cambio de tendencia no se notó en todas las variables. Ni en los precios ni en los ingresos, que siguen por debajo de las cifras de antes de la recesión. Y tampoco en los contratos. En este último caso, la situación es más llamativa porque, según el promedio que se utiliza para calcular la evolución del empleo, el número de trabajadores que en 2015 estuvieron en plantilla en los hoteles gallegos fue de 6.377. Hay que remontarse 13 años atrás para encontrar, en 2003, una cifra inferior con una media de 6.239 empleados. Ni siquiera en 2012 cuando el turismo gallego tocó fondo y vivió uno de sus peores años se alcanzaron datos tan bajos, al contar con una media de 6.968 empleados, un 8,5% más que el año pasado.

La evolución decreciente se aprecia en todos los meses. Ni en verano hubo un mayor auge en la cifra de contratados. Si bien la media de julio, agosto y septiembre ronda los 8.177 profesionales en nómina-con el máximo del año en agosto con 8.608 casos- son casi 40 menos que los trabajadores contabilizados en 2014 durante el trimestre de la época estival.

Casi ocho de cada diez personas contratadas por los hoteleros gallegos desempeñan su actividad en establecimientos de la costa entre los 2.458 empleados en alojamientos de la provincia de A Coruña y los 2.443 en Pontevedra. El 20% de la plantilla restante se reparte entre los 879 que trabajan en negocios de la provincia de Lugo y los 597 que lo hacen en la de Ourense.

A nivel nacional, Galicia se sitúa en la mitad de la tabla en cuanto al número de contratos en el sector, en concreto en el séptimo puesto, por detrás de los principales destinos turísticos españoles como Canarias, Baleares, Andalucía, Cataluña, Madrid y Comunidad Valenciana. En comparación con las autonomías de la España Verde -Asturias, Cantabria y País Vasco- con las que comparte tipo de turismo, la comunidad gallega genera más empleo pese al recorte de la plantilla en los últimos 13 años. De hecho, el personal en hoteles cántabros se sitúa por debajo de las cifras de A Coruña y de Pontevedra. Lo mismo ocurre con Murcia, Navarra y Extremadura, que también tienen menos profesionales que las provincias atlánticas de Galicia.

Los hoteles gallegos consiguieron llenar más plazas que durante la recesión pero, según avanzaron fuentes del sector a este diario, todavía se necesitan otros tres años para que ese aumento se note en la economía de los negocios. Galicia aún es el destino más económico de España para alojarse y los precios a pesar de la leve subida de un 4% el año pasado. Las bajas tarifas unido a la sobreoferta de alojamientos en la comunidad -Galicia es la tercera autonomía con más hoteles pese a ser la octava en volumen de viajeros- siguen mermando los ingresos de los negocios. Los establecimientos turísticos también están a la cola en rentabilidad por habitación a pesar del aumento de ocupación, lo que ha obligado hasta ahora a los empresarios actuar con "cautela" aplazando las inversiones en reformas y el refuerzo de la plantilla. Si en este ejercicio se consolida la recuperación no solo en habitaciones ocupadas sino además en ingresos, quizás con ello empiece a crecer el empleo.