A los 18 años, Brenda no tenía muy claro qué hacer con sus estudios y decidió probar la experiencia de au pair. Lo hizo durante cinco meses con una familia de Bolzano, al norte de Italia, que tenía tres hijos, de 1, 3 y 5 años. "Fue genial; los padres regentaban un refugio en la montaña y yo paseaba con los niños por ahí; me sirvió mucho para conocerme mejor y aprender a estar sola", recuerda. A la vuelta, se pasó un año trabajando en Vigo pero luego decidió hacer de nuevo la maleta para ir 11 meses con una familia de Vercelli, localidad entre Turín y Milán. "Tenían otros tres hijos y, al ser una ciudad, pude ir también a clases de italiano; fue también muy buena experiencia". Y el año pasado, por tercera vez, Brenda se fue de au pair a Londres. "Aquí la vida es más cara y el sueldo, 100 libras a la semana, me llegaba más justito, pero también me gustó mucho". No descarta probar este año con alguna familia francesa.