Compran solo por el mero placer de hacerlo. Acumulan objetos innecesarios en el hogar -muchos incluso sin desembalar o con la etiqueta puesta- y sin control del dinero que gastan, lo que en muchos casos les lleva a pedir créditos o contraer deudas por su afán de consumismo. Son los compradores compulsivos, un trastorno que afecta al 7% de la población, según un estudio del Hospital de Bellvitge (Barcelona), donde se apunta hacia "la influencia de la publicidad o el aumento del materialismo como indicador de éxito social" como causas para que este trastorno no deje de incrementarse en los últimos años.

Los expertos reconocen que la mayoría de la población realiza en algún momento una compra impulsiva, algo que nada tiene que ver con quienes sufren una adicción a las compras. "Se calcula que entre el 7 y el 15% de las familias hacen en algún momento una compra compulsiva, adquieren algo que no estaba previsto, generalmente estos productos que se sitúan en las cabeceras de los supermercados, y esto supone unos 20.000 millones de euros al año", explica el psicólogo José Recouso, de la Asociación Gallega de Ludópatas Rehabilitados (Agalure), donde también tratan a personas adictas a las compras. "Los compradores compulsivos, sin embargo, sufren una adicción de dinámica similar a la del juego. Compran solo por comprar, sin necesidad del producto, sólo para satisfacer la necesidad que sienten", explica este psicólogo, quien añade: "De hecho, muchas veces ni les quitan la etiqueta a las cosas porque no las utilizan".

Al igual que en otras adicciones como la ludopatía, los compradores compulsivos no llevan un control del gasto que realizan. "Compran por encima de sus posibilidades, no les importa pedir créditos en su afán por consumir y muchas veces esto deriva en importantes deudas que a su vez se traduce en problemas personales y con la familia, la pareja", explica José Recouso, quien reconoce que comprar "genera placer" en estos pacientes y por ello no presentan "arrepentimiento" por su conducta. "Además, en algunos casos, la compra compulsiva va a asociada a una ludopatía y entonces la dinámica es siempre de un gasto excesivo, la sensación de que el dinero les quema en el bolsillo, tienen la idea de que el dinero es para gastar", señala el psicólogo de esta entidad.

Los expertos aseguran que periodos como las rebajas no son fechas señaladas en el calendario para los compradores compulsivos ya que estos pacientes desarrollan su trastorno durante todo el año. Eso sí, reconocen que es un aliciente y que les sirve de excusa para justificar sus nuevas compras.

Lo mismo ocurre con la compra online. Mientras las webs de juegos de azar han hecho repuntar el número de ludópatas, los expertos aseguran que el hecho de que muchos establecimientos cuenten ya con tiendas online no influye en el número de compradores compulsivos. "No detectamos que el comercio online afecte porque precisamente los compradores compulsivos quieren satisfacer su necesidad rápidamente y en la compra online tendrían que esperar a que les llegara el producto", explica.

El estudio del Hospital de Bellvitge revela que la incidencia de este trastorno no entiende género. La adicción a las compras afecta tanto a hombres como mujeres aunque varían los objetos que adquieren: mientras ellos se decantan más por material informático, música y accesorios para el coche, ellas apuestan más por cosmética, ropa o complementos. Desde Agalure, sin embargo, reconocen que la mayoría de pacientes que tratan con este trastorno son mujeres. Eso sí, reconocen que no hay un único perfil. "Es cierto que puede haber otros problemas asociados y que igual hay gente más predispuesta, pero no hay un patrón común del comprador compulsivo", explica Recouso, quien indica que en 2015 la entidad atendió a tres mujeres por esta adicción, una cifra que puede parecer pequeña, pero que "revela el aumento de la incidencia" ya que hace sólo unos años abusar de las compras no se consideraba un trastorno. "Se trataba de amas de casa y que adquirían principalmente cosméticos y utensilios de cocina", indica y añade: "Normalmente llegan porque lo pide la familia y ellas reconocen que tienen un problema de adicción".

Tras realizar un diagnóstico que confirme la adicción, los pacientes con trastorno de compra compulsiva se someten a terapia, tanto individual como en grupo, para intentar superar el problema. A diferencia del juego -donde una de las claves del tratamiento pasa por la prohibición de volver a jugar-, estos pacientes tendrán obligatoriamente en su día a día que volver a entrar en un supermercado así que en ningún momento se les prohibe que realicen compras aunque los expertos de la asociación les darán unas pautas a seguir y realizarán un control para ver la eficacia de las normas impuestas. Todo para que comprar vuelva ser una tarea rutinaria y sin riesgos.