La fatídica madrugada del 15 de abril de 1912, el Titanic, el mayor buque jamás construido por la mano del hombre, se hundió en las gélidas aguas del Atlántico Norte en su viaje inaugural tras impactar contra un iceberg, llevándose con él la vida de más de 1.500 personas. El mundo entero se conmocionó al conocer la terrible noticia.

La historia del barco y de todos los que viajaban en él sigue emocionando, 104 años después, a niños y mayores de todo el mundo. En España, un hombre es el principal depositario de la memoria del legendario transatlántico y sigue trabajando para que la leyenda continúe: se trata del gallego Jesús Ferreiro, presidente de la Fundación Titanic.

Ferreiro, nacido en Corme aunque instalado en San Sebastián, está ligado a la mar desde su niñez. Periodista de profesión, inició su andadura profesional dando voz a las familias de los marinos fallecidos en la mar. Estos primeros pasos culminaron con el nacimiento del programa radiofónico "Música en las Redes", que pronto cosechó éxitos entre los marinos y sus familiares, sentando las bases de lo que más tarde se convertiría en el laureado "Onda Pesquera".

Fue ahí donde nació su pasión por el Universo Titanic. Desde el primer programa, cada 14 y 15 de abril realizaban una serie de especiales dedicados al famoso transatlántico, lo que le dio la oportunidad de conocer y entrevistar a 39 supervivientes. En el año 2006 creó la Fundación Titanic, una institución sin ánimo de lucro que destina todo el dinero que logra recaudar "a mantener viva la historia del 'buque de los sueños", dice.

El gallego fue uno de los que instó a recuperar los restos del famoso buque para su exposición. "No era justo que hubiera que gastarse casi medio millón de dólares para bajar a verlos", asegura. No podía dar crédito cuando, el 1 de septiembre de 1985, conoció la noticia de que una expedición franco norteamericana había dado con los restos del barco a unos 3.800 metros de profundidad. Desde entonces se han rescatado unos 5.500 objetos que custodia la empresa RMS Titanic, que posee los derechos exclusivos.

Pero más allá de los objetos, de los restos de aquel buque que fue en su momento un sueño hecho realidad, a Ferreiro lo que le interesa es recuperar las cientos de historias humanas que viajaban en él.

Con ese espíritu forjó la macro exposición "Titanic, the exhibition", que en estos momentos y hasta el 6 de marzo se encuentra en Madrid (Centro Cultural de la Villa) y que están negociando que el próximo verano pueda verse en Vigo.

La muestra reúne cerca de 200 imágenes, objetos y documentos reales del Titanic, "donados o cedidos por familiares" y numerosas reproducciones a tamaño real de sus estancias interiores, lo que supone una de las mayores y más brillantes colecciones sobre el buque existentes en todo el mundo. "Nunca se ha dicho pero esta exposición comenzó en Vigo con los objetos marinos de principios del siglo XX que me regaló mi buen amigo Cándido Correa y que me ayudaron a poder contar esta historia", apunta Ferreiro.

El gallego comisaria la muestra y es también la voz que sumerge al visitante en la impresionante historia del Titanic, contada a través de unas audio guías individuales que se entregan al visitante cuando entra "a bordo" del navío. Emotiva y apropiada para todas las edades, la exposición explica cómo fue la efímera vida del transatlántico; desde su concepción y construcción hasta el estado actual de los restos.

La compañía Musealia -que también dirige el gallego- ha realizado una serie de espectaculares recreaciones de estancias del buque basándose en toda la información disponible sobre las mismas. "Lo bonito es que conseguimos situar físicamente al visitante dentro del Titanic para que pueda sentir realmente lo que sintieron sus auténticos pasajeros y tripulantes", explica Ferreiro. Así, el visitante comienza su travesía por la exposición entrando por una reproducción del portalón de entrada de pasajeros , comprueba la majestuosidad de la gran escalinata de proa del buque, contempla las enormes puertas estancas, recorre un pasillo de primera clase, aprecia el lujo de un camarote de primera y la austeridad de uno de tercera clase, se impresiona con el tamaño de una de las hélices e incluso toca un pequeño iceberg "para entender por qué el 90% de los que fallecieron lo hicieron congelados y no ahogados, como muchos pueden pensar; una persona sumergida en esas gélidas aguas, que estaban entre 0 y 1 grado bajo cero (el agua salada no se congela a esa temperatura) no aguanta viva más de 20 minutos", recuerda el comisario.

Musealia acaba además de inaugurar en el Parque de las Ciencias de Granada una amplia exposición que "botará" en febrero la maqueta más grande del Titanic, de 12 metros de largo, 3,9 de alto y 4,5 de ancho, e incluye la reconstrucción del muelle de Southampton con la recreación del día en que zarpó el transatlántico.

Actualmente el pecio está bajo protección de la Unesco y los especialistas aseguran que los restos se mantienen "estables". "A 4.000 metros de profundidad hay poca vida y eso hace que no se deterioren mucho", explica Ferreiro. Menos de 300 personas lo han visitado hasta ahora. Esa posibilidad no se encuentra entre los deseos de Ferreiro: "Prefiero tener la imagen del Titanic navegando; soy mucho de personas y poco de cosas", concluye.