Cuatro marineros de O Grove y dos de Senegal, a bordo del pesquero "Día de Reyes", se encontraron ayer un inesperado y peligroso "regalo" entre las redes con las que capturaban centollo a la altura de la isla de Ons. Nada menos que una bomba, se supone que construida durante la Guerra Civil española, pues al parecer lleva inscrito una fecha, 1936. No lo sabían, pero estaba "armado", es decir, que podía explotar en cualquier momento.

El artefacto, de unos cincuenta centímetros de longitud, se encontraba a 42 brazas de profundidad (casi 77 metros). Los pescadores comprobaron inmediatamente que estaba "bastante corroído en su exterior" y que tenía pequeños mejillones y otros animales marinos adheridos en la carcasa.

Pero entre las evidentes muestras de deterioro propios del paso del tiempo y la acción de las corrientes y la sal, algo llamaba poderosamente la atención, y es que "la punta de la bomba estaba aún bastante brillante".

Esto la hacía "diferente de otras que estaban mucho más degradadas y nos hemos encontrado en ocasiones anteriores en la misma zona o más afuera, junto a trozos de cañones y otros objetos muy curiosos", dice uno de los marineros.

Se trata de Manuel Domínguez Míguez, un grovense de 47 años que figura entre los tripulantes del "Día de Reyes", de 18 metros de eslora y 6 de manga, junto a su hermano, un cuñado, un sobrino y dos tripulantes senegaleses que participan con ellos en la campaña del centollo iniciada hace un mes.

Estaban "faenando tranquilamente", aprovechando el buen tiempo reinante -y el mejor inicio de esta importante temporada para el puerto grovense-, cuando se sorprendieron al ver el voluminoso objeto que llegaba a bordo entre sus "miños", que es como se conocen las redes empleadas en la pesca del crustáceo.

"No nos asustamos", confiesa el marinero y patrón del barco, sin duda porque en aquel momento no sabían que el proyectil seguía activo. Al menos la prudencia, el sentido común, o puede que aquella sospechosa "brillantez" de la punta, hicieron que la tripulación no lo tocara demasiado.

Aunque tampoco lo devolvieron al mar, como podría haber hecho cualquiera, sino que lo situaron con cuidado en cubierta para trasladarlo a tierra firme en cuanto finalizaran la jornada de faena.

Inspección en puerto

Una vez depositado en el puerto de O Grove fue inspeccionado en primera instancia por la Guardia Civil de la localidad, que minutos antes había interceptado en el mismo lugar una operación de venta ilegal de centollo y pulpo que estaba siendo transportado de manera fraudulenta. Nada que ver, desde luego, con lo que tenían entre manos con este objeto explosivo, o mejor dicho, con una bala que permanecía sobre un banco, dentro de una bolsa, a la espera de los artificieros.

Aparecieron en escena a eso de las ocho de la tarde, y tras una profunda revisión concluyeron que el artefacto estaba activo y que, por tanto, podía explotar en cualquier momento.

Lo que se hizo en ese instante fue poner el asunto en manos de la Marina, que desplazó efectivos desde Ferrol. Al igual que, ante la posibilidad de detonarla allí mismo para evitar riesgos con un nuevo traslado, se procedió a ampliar el cordón de seguridad.

Todo ocurría cerca de la lonja y las casetas de usos pesqueros, junto a una gran explanada usada en caso de emergencia como helipuerto que es también base de operaciones cuando se lanzan las bombas de palenque y artificio en las fiestas de esta localidad.

Aunque la de ayer, no cabe duda, era mucho más potente y peligrosa, de ahí las precauciones adoptadas y la sorpresa generada entre cuantos pudieron presenciar desde relativamente cerca todo el operativo. Entre lo anecdótico, lo enigmático y lo curioso de esta noticia, el comentario generalizado, evidentemente, hacía alusión a los marineros que se toparon el objeto mientras pescaban centollo, pero sobre todo los vecinos comentaban la suerte que tuvieron por no sufrir ningún percance.

Zona de hundimientos

Lo cierto es que la aparición de esta bomba no deja de sorprender, sobre todo porque pocas vinculaciones hay entre este espacio y la Guerra Civil. No obstante, entre Ons y Onza, una isla hermana de menor tamaño, se hundieron varios buques. En 1940 se fue a pique el "Barsac", un mercante francés que había sido requisado por la Armada del país galo, mientras que en 1952 corrió la misma suerte el "Cíclope", un remolcador de la Armada que iba a Marín para hacer maniobras. Ya en 1959 fue el submarino 'General Mola' -Mussolini lo había entregado a Franco durante la Guerra Civil para combatir al Ejército Republicano- el que naufragó mientras era trasladado a Ferrol para ser desguazado.