Miguel "el brujo", como era conocido en la zona de O Calvario de Vigo donde montó una de sus herboristerías dedicadas al esoterismo antes de convertirse en jefe de la denominada secta de Oia, cumple su primer aniversario en prisión provisional en el centro penitenciario coruñés de Teixeiro sin poder predecir su futuro. Hoy hace un año del golpe asestado por la Guardia Civil a la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, con registro incluido al lujoso chalé de la casa madre en la localidad pontevedresa de Oia.

El 11 de diciembre del año pasado era detenido en Madrid el fundador de los "miguelianos", Feliciano Miguel Rosendo da Silva, imputado por presuntos delitos de abusos sexuales a sus acólitas, asociación ilícita para delinquir, estafa y blanqueo de capitales. Meses antes, en marzo de 2014, el obispo de Tui-Vigo Luis Quinteiro lo había destituido al frente de una asociación que poco después suprimiría por el "grave escándalo causado". Con él han sido imputadas al menos otras nueve personas, incluidas sus "bastones", falsas monjas que formaban su círculo más próximo a las que se imputa presunta asociación ilícita y que se encuentran en libertad con cargos.

El arresto de Rosendo, que tras ser destituido en Vigo se trasladó a un chalé de Madrid con su mujer, sus hijos y algunas de sus colaboradoras, se produjo apenas 24 horas después de que un grupo de padres comparecieran ante los medios de comunicación para exigir una actuación contundente de las autoridades contra el líder de la "secta" de Oia.

La instrucción de la causa, que ha pasado por tres jueces distintos y cuyo secreto se prorroga mes a mes, avanza sin pausa llenando centenares de folios. Además de los imputados han prestado declaración también decenas de testigos y la investigación de la Guardia Civil para confirmar el amplio trabajo realizado por un detective privado está próximo a su fin.

De los 400 miembros que llegó a tener la asociación, apenas una decena siguen respaldando a su gurú. Si la denuncia del capellán de la cárcel de A Lama, que durante los últimos siete años había sido también capellán de Orden y Mandato, por presuntas irregularidades morales y económicas de su fundador llevó al obispo Luis Quinteiro a investigar y expulsar a Miguel Rosendo al frente de la asociación pública de fieles y a nombrar a un sacerdote como comisionado extraordinario; la causa judicial investiga la presunta entrada de ingentes ingresos de dinero en efectivo en bolsas y mochilas, así como supuestos abusos sexuales por parte del líder para "purificar" las almas de las adeptas.

Unas relaciones que incluirían la celebración de orgías entre varias personas a tenor de las declaraciones de algunas afectadas. Y es que parece que el pavor de las víctimas a su líder, a quien atribuían poderes sobrenaturales, y la obediencia ciega que le debían va desapareciendo con Rosendo en prisión. No se atrevían a hablar pero algunas han empezado a relatar ante juez y fiscal la manipulación tormentosa a la que se vieron sometidas. Equipos especializados de la Policía Judicial desplazados desde Madrid han realizado informes sobre las víctimas y, previsiblemente, una vez que se levante el secreto de sumario serán los informes forenses sobre ellas los que atestigüen la veracidad de lo que narran y el grado de credibilidad de cada una de ellas.

Miguel Rosendo, tras pasar a disposición judicial con motivo de su detención, no ha vuelto a declarar en el Juzgado de Tui. Niega todo, al igual que las pocas adeptas que le quedan. Por negar, niegan hasta su carácter irascible, así como los insultos y castigos que presenciaron quienes estaban de visita.